Un Tribunal más priísta que la Fundación Colosio
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Pese a tratarse de una fuente informativa importante, el Poder Judicial del Estado de Coahuila escapa siempre al escrutinio periodístico. Salvo por una sentencia controvertida o un caso mediático, no se conocen mayores detalles de su desempeño.
Y acaba de suceder. El 19 de agosto su Tribunal Electoral negó al PAN las diputaciones de representación proporcional que pedía en base a los votos obtenidos el 6 de julio. Antes de emitir el veredicto, pospuso cuatro veces la resolución. El asunto está realmente complejo, dijo a VANGUARDIA el Presidente del órgano colegiado, Daniel García Nájera (13/08/14). Y se excusó mostrando un expediente de tres mil hojas, como si la decisión se tomara por kilo de papel y no por los principios básicos del derecho. Como si un legajo tuviera la capacidad de vulnerar lo fundamental: el criterio.
No es la primera vez que ocurre. El 7 de mayo el mismo Tribunal Estatal consideró infundados, uno a uno, todos los agravios planteados por los inconformes (PAN y Partido Progresista) mediante la sentencia 7/2014. De tal forma se consumó la sobrerrepresentación pretendida por el PRI. Así lo votaron Elena Treviño Ramírez, Daniel García Nájera y Edmundo Rodríguez Barrera, funcionarios judiciales que, justo es decirlo, cuestan al erario público 3 millones 400 mil pesos al año sólo en salarios.
Pero la Sala Regional del TRIFE, ubicada en Monterrey, decidió lo contrario. Acá todo es negro. Allá todo es blanco. Irónico, porque se trata de los mismos expedientes. No varía ni una coma.
¿Por qué los magistrados ven un jardín de flores en Saltillo y a 85 kilómetros de distancia, en Nuevo León, sus homólogos vieron un campo minado en el mismo terreno? ¿Cambia tanto la interpretación de la ley de un estado a otro? ¿No le resulta, por lo menos, sospechoso?
Evidentemente hay factores (como la pericia del equipo jurídico de los partidos políticos, por ejemplo) que influyen en las sentencias. Cada caso es diferente, por supuesto. Algunos dirán que no es un asunto numérico ni reductible a una cifra. Que se trata de procesos deliberativos, aislados entre sí, y que, en el peor de los escenarios, fallar contra el PAN es una simple coincidencia.
El tema, sin embargo, no es menor.
Sobre todo cuando hay pocos ojos observando esas resoluciones. El ímpetu y la pasión termina en la jornada electoral. Sobreviene luego una etapa de desentendimiento ciudadano (si no salen a votar cuando les corresponde, menos van a escudriñar el trabajo de los magistrados) y, con ella, inicia la tercera fase del proceso. Tan relevante, o incluso más, que los actos previos a la elección. En otras palabras: en los tribunales se definen los representantes populares. No en las urnas.
En lo que va de 2014 el Tribunal Electoral ha resuelto 22 expedientes. Todos por unanimidad. Nunca hay posiciones encontradas. Mucho menos votos particulares. ¿Le parece normal en una democracia?
Es entendible, aunque no justificable, que los legisladores de un mismo partido político voten en bloque. Que los magistrados hagan lo mismo, en cambio, ni se entiende ni se justifica.
No hay que perder de vista el quid de la cuestión: no es lo mismo una Legislatura con un diputado opositor, aislado, que otra con un Grupo Parlamentario de cinco integrantes. Hay una diferencia.
Cortita y al pie
Un detalle de forma: el pasado 23 de agosto los panistas presentaron el Juicio de Revisión Constitucional 22 minutos antes de concluir el plazo legal. Esto no perjudica ni beneficia el fondo del asunto, pero dice mucho de los impugnantes.
Como se puede ver en el reloj de pared de la Oficialía de Partes del Tribunal Electoral (en las fotografías del boletín que difundió el mismo PAN Coahuila), llegaron al cuarto para las 12, literalmente. Es decir, estuvieron a 15 minutos de no presentar su demanda y que, por consecuencia, las cosas quedaran como el IEPC y el Tribunal Estatal validaron (un Congreso del Estado absolutamente priísta). ¿No le parece una irresponsabilidad con los 176 mil 439 ciudadanos que votaron por ellos el 6 de julio?
La última y nos vamos
Independientemente de lo que resuelva la Sala Monterrey la próxima semana, la suerte está echada. Ahora bien, ¿por qué si la ruleta de Coahuila tiene 14 espacios diferentes (uno por cada partido político registrado), cada que gira siempre cae la canica en la casilla del PRI?
Por lo demás a la terna de magistrados no le caería mal, parafraseando a García Nájera, que les muevan el tapete (VANGUARDIA, 19/08/14). Aire fresco en el órgano judicial.
¿Le conviene a Coahuila un Tribunal Electoral más priísta que la Fundación Colosio?
@luiscarlosplata