¿Un arsenal para crecer?
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La confianza que se tiene en algunas cifras de ventas al menudeo y del mercado interno mexicano no corresponde con una tendencia
México cuenta con un arsenal de 270 mil millones de dólares para enfrentar las posibles contingencias que la volatilidad e incertidumbre financiera pueden provocar. Al menos desde la perspectiva del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.
La postura oficial es que la llamada estabilidad macroeconómica ha permitido que el país cuente con reservas internacionales y una línea de crédito flexible âdeudaâ que le proporcionan una solvencia financiera ante un potencial desequilibrio que pudiera poner en vilo a la economía nacional.
Hay varios aspectos que llaman la atención. El primero es que se reconoce la posibilidad de que el entorno económico se debilite a tal grado de que es necesario contar con líneas de crédito millonarias para hacerle frente. Una deuda que tendría que pagarse posteriormente.
El segundo elemento a considerar es que los argumentos no son que México cuenta con un sólido crecimiento económico y un mercado interno fuerte para evitar la afectación, la salida es mayor deuda y el uso de las reservas internacionales.
Poco a poco se deja de lado el objetivo de elevar el crecimiento económico, ahora se busca conservar la estabilidad, aun a costa del PIB. Si bien en los llamados Pre-Criterios de política económica se consideró que México crecerá entre 3.2 y 4.2% en este año, la verdad es que ello parece una prospectiva cada vez más lejana.
Las cifras de crecimiento observadas hasta el mes de febrero lo hacen palpable. La semana pasada el Inegi publicó que el Índice Global de la Actividad Económica (IGAE) había aumentado 2.3% en los primeros dos meses del año. Si bien la visión del vaso medio lleno podría llevarnos a pensar que todavía hay 10 meses para reactivar los motores del crecimiento, la verdad es que ello es poco probable, al menos durante el primer semestre del año.
Las razones son muy simples de entender, y lamentablemente las señales que proporcionan van en sentido contrario. El primero es el gasto de gobierno, pues el recorte de 124 mil millones tendrá un efecto multiplicador a la baja. El segundo es la influencia de la actividad industrial de Estados Unidos. El resultado correspondiente a marzo es claro: la manufactura norteamericana ha caído en una desaceleración que gradualmente inhibirá las exportaciones mexicanas y con ello a la manufactura nacional. Sus efectos comienzan a observarse.
La confianza que se tiene en algunas cifras de ventas al menudeo y del mercado interno mexicano no corresponde con una tendencia sustentable, el ciclo del IGAE del sector comercio se ha debilitado, al igual que el de la construcción y el transporte. Además no se puede dejar de lado la recesión que se observa en la minería.
En el análisis no se puede soslayar la caída que durante prácticamente seis meses ha exhibido el Indicador Adelantado, no anuncia otra cosa que un bajo desempeño económico para México.
El contar con el arsenal de deuda millonaria no es la solución, como no lo fue el blindaje del que se habló previo a la crisis del 2009. Si bien el entorno actual no parece tener relación con el que México vivió hace seis años. Lo que sí debe reconocerse es que el llamado arsenal no sirve para encender los motores del crecimiento económico, es sólo una salida temporal para que el sistema financiero no colapse.
México debe acelerar la reconstrucción de su tejido productivo, el que le permite competir en los mercados internacionales y en el propio. Los tratados comerciales no son la solución si no cuentan con empresas sólidas para producir bienes y servicios de alto valor agregado.
El presidente ha mencionado que es necesario aplicar una política de fomento económico con una visión industrial. Se tiene claridad en la visión, ahora es el momento de ejecutarla antes de que la desaceleración se profundice, particularmente cuando se tiene la sombra de un nuevo recorte presupuestal para 2016, en el mejor de los casos.
José Luis de la Cruz Gallegos
Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.