Una fiesta casi olvidada
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Inventar no sólo quiere decir mentiras o fingir hechos falsos. También significa encontrar algo. De ahí el nombre de los inventores, esos señores que a veces encuentran cosas sin buscarlas.
Santa Helena, madre del emperador Constantino, halló la cruz en la cual Jesús fue crucificado. Por eso la fiesta que la Iglesia celebra hoy -o celebraba, ya no sé- recibe el nombre de Invención de la Santa Cruz.
Los cristianos tenemos en la cruz el símbolo de nuestra fe. Se oye muy feo decirlo, pero es como si los fieles de alguna otra religión tuviesen como símbolo de su credo una horca, una guillotina, una silla eléctrica o la jeringa con que se aplica a los reos la inyección letal, y se inclinaran ante esos instrumentos de la muerte, y los besaran e hicieran objeto de veneración. Y sin embargo eso era la cruz, ni más ni menos: un instrumento para ajusticiar criminales.
Por eso habla San Pablo de el escándalo de la cruz, porque para muchos era motivo de asombro, en los primeros tiempos del cristianismo, que los cristianos tuviesen como símbolo un patíbulo, la cruz, castigo terrible y degradante que sólo se aplicaba a los hombres de la más baja ralea. Suplicio de esclavos, llamó a la cruz un ilustre romano: Cicerón. Aquellos a quienes se crucificaba eran primero azotados; luego se les hacía cargar la cruz hasta el lugar mismo del suplicio; ahí se les ataba o se les clavaba al madero, y se les dejaba morir de sed, o desangrados. Algunas veces, para acelerar su muerte, se les quebraban los huesos de las piernas con un mazo de hierro. Esa extraña forma de compasión se llamaba crurifragio.
Por todo eso los primeros cristianos se negaban a aceptar que Jesús hubiese sido crucificado. ¿Cómo era posible que el Todopoderoso se hubiera sometido a ese tormento, no sólo por lo doloroso, sino más aún por lo infamante? Surgió una extraña leyenda: en la confusión del camino hacia el Calvario, entre la muchedumbre y ayudado por los apóstoles, Simón Cirineo sustituyó al Señor sin que los romanos se dieran cuenta, y murió en su lugar.
La invención de la cruz, es decir, el hallazgo del madero en que Jesús --fue crucificado, se atribuye a Santa Helena. Fue a Jerusalén, y oyó decir que en una gruta estaban guardadas tres cruces. Una de ellas era la de Cristo; las otras las de los dos malhechores, Dimas y Gestas, que con él fueron ejecutados. Para saber cuál era la cruz del Redentor Santa Helena se valió de un medio milagroso: hizo traer una paralítica, y la acercó a los tres maderos. Cuando la enferma tocó la de Jesús recobró el movimiento.
Por muchos años los cristianos se avergonzaron de la cruz. La primera representación que de ella tenemos data del año 134. Antes no se usaba la cruz como seña del cristiano. Se usaba el pez, cuyo nombre en griego se forma con las primeras letras de las palabras que forman la frase: Jesucristo, el Hijo del Dios Salvador. Ese mismo símbolo, el del pez, lo usan ahora los cristianos no católicos ni evangélicos.
Recordemos hoy, por último, que -según la tradición- una astilla de la Santa Cruz se encuentra en un relicario puesto en la cruz del Señor de la Capilla que se venera aquí, en Saltillo.
los cristianos tenemos en la cruz, un símbolo de nuestra fe