Trabajando por la paz
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Frente a todo el horror que nos consterna, frente al duelo colectivo y la zozobra a las que la clase política y la delincuencia nos arrastran, no podemos instalarnos en la ira y la frustración, es posible levantar la visión y exigir al Estado que cumpla su función primigenia de garantizar la seguridad de los ciudadanos y de rescatarlos indemnes si son secuestrados; el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa sigue sin resolverse por eso los padres de familia emplazaron a las autoridades federales a redoblar esfuerzos y dar resultados de la localización de los estudiantes a la brevedad y que no se cumpla un mes (el próximo domingo) de su ausencia sin que se sepa en dónde están, es un último llamado, “búsquenlos vivos”.
Estamos ante una profunda crisis de derechos humanos, ante una impunidad sin límites; para la organización Human Rights Watch lo que ocurre en México desde el sexenio de Felipe Calderón y lo que va del de Peña Nieto no tiene antecedentes en Latinoamérica al menos en los últimos 30 años.
Ante este alud de violencia lacerante es gratificante que cada vez aumente el número de ciudadanos mexicanos decididos a trabajar por la paz, ciudadanos convencidos de que el desarrollo no puede ser sólo algo externo al ser humano, sino que también es un trabajo interior que ayude al empoderamiento del compromiso de emprender la tarea de liderar la ruta hacia niveles más altos de cuidado y bienestar en nuestras comunidades y en nuestro mundo.
Esta es una labor colectiva que podemos y debemos asumir juntos, yendo con intenciones claras, con firmeza y confianza hacia una evolución consciente para transformar este país y este planeta que se han tornado cada vez más invivibles.
Y a propósito de la necesidad y urgencia del cambio social, mañana se inicia en Monterrey el Encuentro Mundial de Valores, cuya temática girará en torno al despertar de una nueva humanidad; participarán líderes mundiales, defensores de los niños, activistas ecologistas benefactores y gestores de comunidades en pobreza extrema. Estarán líderes del movimiento Humanidad Ascendente, una nueva forma de avanzar juntos; asimismo asistirán mujeres que trabajan en Oaxaca con mujeres indígenas en la instalación de paneles solares para mejorar la calidad de vida de las comunidades; estarán representantes del movimiento mujeres por la paz en Liberia que han demostrado su compromiso de por vida con la justicia social y el desarrollo sustentable para la transformación de sus comunidades.
Destaca la presencia de Leonardo Boff, doctor en teología y filosofía, galardonado con varios premios en reconocimiento a su lucha por los más débiles y oprimidos y por ser defensor de los derechos humanos, además es uno de los más distinguidos fundadores de la Teología de la Liberación, condenado por ello a un año de silencio en 1985.
Acudirán pioneros de las nuevas áreas del pensamiento sobre desarrollo, capital social, lucha contra la pobreza, ética y economía, se contará con la presencia de especialistas de la ONU, colaboradores de UNICEF para la formación de líderes en desarrollo humano y cultural.
Se presentarán líderes en espiritualidad que prefieren dirigirse a Dios como “Madre”, aquellos que no condenan a los homosexuales, impulsores de movimientos ambientalistas y simpatizantes de la doctrina del New Age.
Personajes humildes y sencillos que han entregado sus vidas a la sanación física, emocional y anímica ofrecerán sus experiencias; la lista es larga, me quedo a medias por falta de espacio, pero usted, querida lectora, lector, habrá deducido que este es un encuentro plural, diverso y me parece ese es el principal atractivo para vivir una experiencia transformadora sedienta de construir entre todos un mejor mañana, el de los jóvenes y los niños.