Sanear sin dañar
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Por: Leticia Bonifaz
Montebello fue declarado parque nacional en diciembre de 1959 en una superficie de casi 6 mil 500 hectáreas. Son 59 lagos ubicados cerca del vértice que forma la frontera de Chiapas con Guatemala. El color de cada uno de ellos ha sido su principal atractivo turístico. Sin embargo, hace algunos años, las cristalinas aguas de los lagos ubicados a menor altitud y más cercanos a la desembocadura del río grande de Comitán, comenzaron a cambiar dramáticamente su color azul turquesa por un verde amarillento. Este fenómeno es descrito por los científicos como eutrofización. Cuando esto sucedió empezaron a hacerse especulaciones, algunas de ellas fantasiosas y otras más cercanas a la realidad, como que la causa podían ser las aguas sin tratar provenientes de Comitán y los cultivos intensivos de hortalizas en una zona que antes era bosque.
El problema resultó de interés para instituciones como Conacyt y Conagua y bajo el patrocinio de ambas, un grupo interdisciplinario de especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comenzó a realizar una serie de estudios no sólo del agua de los lagos, sino de toda la cuenca âalrededor de 70 mil hectáreasâ, que implicaron muestreos por los 70 kilómetros del cauce del río y en las aguas de los lagos sanos y contaminados.
Fuera del parque nacional se pueden apreciar a simple vista, desde lo alto de la zona arqueológica de Chincultik, las grandes áreas de tierras cultivadas que llegan hasta la orilla de los primeros lagos, arrasando incluso los juncos que les sirven de amortiguamiento y defensa.
Hasta ahora se ha detectado un aporte excesivo de materia orgánica, fósforo y nitrógeno, resultado de la aplicación de fertilizantes y otros agroquímicos y eventualmente algún otro proceso natural. Esto ha provocado un desequilibrio de las condiciones naturales y ha incrementado la presencia de algas y sólidos suspendidos que limitan la penetración de la luz y provocan el cambio de coloración en algunos lagos. Otros no están en riesgo por su altitud y porque por su ubicación, quedan fuera de esta dinámica de daño.
La Secretaría de Medio Ambiente local ha constituido un consejo consultivo formado por científicos y especialistas para apoyar la adecuada toma de decisiones con respecto al problema y ha definido cuatro pasos para ello: 1) Trabajo social con los habitantes de la cuenca (Será necesario cambiar hábitos en las comunidades asentadas desde el inicio del río y en las aledañas respecto del uso de plaguicidas y fertilizantes, así como fomentar la conciencia ambiental). 2) Plantas de tratamiento de aguas residuales en todos aquellos sitios que las requieran e instalación de plantas para el tratamiento de residuos sólidos. 3) Reforestación y agrotecnologías, y 4) Saneamiento de los cuerpos de agua, siendo este el último en la secuencia, ya que si no se realizan las acciones anteriores, los lagos seguirán estando sometidos a una presión constante y cualquier inversión en su limpieza será inútil.
Conagua también ha convocado a reuniones periódicas del Comité de Cuenca donde están implicados los actores sociales y de gobierno tanto de las dependencias federales como de los cuatro municipios implicados: La Trinitaria, Las Margaritas, La Independencia y Comitán.
Las decisiones y las acciones no van a ser de escritorio. Las empresas que proponen sembrar bacterias para limpiar el agua tendrán que someterse a todas las evaluaciones medio ambientales y de bioseguridad que correspondan. Llevó años la contaminación y llevará otros tantos la recuperación. No hubo conciencia en el deterioro paulatino, pero sí tendrá que haber conciencia y responsabilidad en las acciones que vendrán y en el uso de los recursos públicos. Se trata de sanear sin dañar para que los lagos recuperen todo su esplendor y equilibrio ambiental.