Sabor oriental
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Yo que soy vivo ejemplo de la universalidad gastronómica, encontré mi némesis en el tofu.
Me ufanaba de encontrar gozo en cualquier platillo procedente del reino animal, vegetal o el de los champiñones (creo que éste último no es reino, sino república democrática).
Y aunque obviamente algunas opciones encabezan mis preferencias, no existe (o no existía) algo que me disgustase lo suficiente como para declinarlo en definitiva.
Yo que me como hasta los ojos del cabrito, pensé que no había guiso, estofado o potaje que no mereciera una oportunidad. Pero llegó el tofu.
Si me lo pidieran, lo describiría como una cuajada de tristeza. Se lo di a probar a Jagger y por primera vez, el perro más dulce del mundo, me lanzó una mirada de rencor.
Que el tofu viene de la China milenaria no me sorprende, es un país históricamente azotado por el hambre. Lo más seguro es que lo haya inventado alguien que no podía comprarse un pollo.
Claro, los veganos y otros inadaptados de la cocina hablarán maravillas de sus bondades y asegurarán que con la receta apropiada el tofu compite con los cortes más suculentos, pero lo cierto es que una torta del Chavo del 8 está muy por encima en la escala del sabor y la textura. Y es que sólo su consistencia gelatinosa es peor que el sabor de esta desilusión culinaria.
No me extraña que en el país donde se inventó el tofu sea de lo más normal el consumo de carne de perro, de gato y de rata.
âNiños, les voy a preparar tofu.
â¿Otra vez? ¡Mejor échate al cazo a Miau Tse Tung!
Ni modo, por aberrantes que nos parezcan estas prácticas, lo cierto es que vienen determinadas por un devenir histórico muy distinto al nuestro que se debate entre la abundancia y la desigualdad social.
De tal suerte que allá hasta normal es que las crisis se afronten dándole matarile a los animalitos que en condiciones normales nos estarían sirviendo de compañía y no con una guarnición de arroz.
Sucede que algunos chinos emprendedores (y alevosos), que emigraron a nuestro País con nada más que sus consabidas recetas y esa congénita habilidad para abrir restaurantes, comenzaron a dar a los comensales gato por pollo cantonés y perrito chihuahua agridulce.
Y, claro, se suscitó un escándalo, pues en México podremos tener a los perros desnutridos, deshidratados y abandonados en una azotea, pero eso de comérnoslos no es nada cristiano.El asunto se presta para ser abordado desde un punto de vista sanitario y moral, aunque por supuesto, jamás lo discutiría en presencia de Jagger.
Algo sin embargo llamó mi atención y fue la actuación que en respuesta a la inquietud de los coahuilenses ofreció nuestra Secretaría de Salud.
Según se informa, personal de la citada dependencia ha estado supervisando los establecimientos de comida china de los cuales, se reporta, existen alrededor de cien en nuestro Estado.
Ello es excelente y no tanto. Es bueno porque debe haber sin duda una estrecha vigilancia en materia de salubridad a cualquier comercio que expenda alimentos.
Pero es muy desafortunado que una autoridad haya decidido tomar medidas dirigidas hacia un sector específico de la industria restaurantera, exclusivamente los de comida china.
Ni siquiera el escándalo noticioso de hace unos días justifica que una acción de la autoridad sea aplicada de esta forma selectiva. Aplicar un mayor rigor sanitario con un criterio étnico no sólo sería inconstitucional, sino que alimentaria viejos prejuicios que para nuestra vergüenza, derivaron en crímenes, mismos la Historia ha soterrado pero no borrado.
¿Por qué nuestro brillante Secretario de Salud pensó que sería buena idea supervisar los establecimientos de comida china? ¿Acaso porque cree en efecto que los chinos suelen cocinar con carne de perro, gato y rata? ¿No es eso una idea preconcebida, un prejuicio?
¿Por qué no se asegura mejor de que todos, todos los restaurantes en Coahuila, sin excepción, nos ofrezcan alimentos sanos y preparados con óptimos estándares de calidad? Le aseguro que no todas las sorpresas desagradables están en las cocinas orientales.
Pero es están fácil ceder ante los prejuicios, que ya ni nos percatamos cuando estamos incurriendo en ellos.
PD: Si tiene una receta para hacer que el tofu sepa un poco mejor (a gato o a rata) ahí le encargo.
petatiux@hotmail.com