Proceso de contratación

Por Manuel J. Clouthier

Estos chamaquitos van a arreglar la economía, porque creen que el problema de México es económico y no político. Y creen que arreglando la economía se arregla la política por consecuencia. Estas fueron las palabras que me dijera Maquío en diciembre de 1988 en la víspera de navidad de aquel inicio de sexenio salinista.

Recientemente nos dijo Aurelio Nuño, jefe de la oficina de la Presidencia de la República: Nos faltó una agenda más contundente en materia de seguridad y de Estado de derecho No vimos la dimensión del problema y la prioridad que debería haber tenido.

Hoy vemos que el gobierno de @EPN privilegió la reforma económica; subestimó la reforma política, la seguridad, el respeto a los derechos humanos, el establecimiento de un verdadero Estado de derecho, el combate a la corrupción, así como el liderazgo que da la credibilidad y la congruencia en el ejercicio público.

También se subestimó el enfoque social, privilegiándose el enfoque clientelar del combate a la pobreza.

La historia nos dice que el sexenio salinista se caracterizó no solamente por su impulso modernizador de la economía, sino por su antidemocracia y su escandalosa corrupción.

Pero, ¿qué hacer hoy que se han evidenciado hechos de barbarie, de violencia, de narcopolítica y de corrupción, y que la sociedad grita indignada y agraviada? ¡Ya basta!
Tradicionalmente el pueblo mexicano ha exaltado la figura del Poder Ejecutivo y menospreciado las de los poderes legislativo y judicial, siendo que en una República son fundamentales los 3 poderes y la separación de los mismos. Este menosprecio de los poderes legislativo y judicial ha llevado a que muchos representantes, legisladores y jueces, hayan optado por subordinarse al Poder Ejecutivo, corrompiendo la esencia de su función y busquen el beneficio personal en detrimento del bien común.

Hoy se hace necesario fortalecer la República respetando la dignidad del Poder Legislativo a quien por esencia le corresponde la función de control y fiscalización del Poder Ejecutivo, no sólo la de hacer leyes y gestionar recursos. Pero para que el Poder Legislativo pueda ejercer esta tarea fiscalizadora con autoridad, deberá empezar por trasparentar su actuar y el uso de los recursos de dicho poder, es decir, deberá empezar por ser ejemplo del México que queremos ser y no reflejo del México que somos.

Es el Poder Legislativo el espacio por excelencia para expresar las causas de disidencia, ya que las mayorías, por el hecho de serlo, no necesariamente tienen la razón.

Nos dice el doctor Manuel Zafra: La calidad del gobierno y de la democracia no es una cuestión que dependa exclusivamente del gobierno, es un asunto dependiente de la calidad de la oposición, de cómo se hace oposición.

Este próximo 2015, tendremos los mexicanos oportunidad de renovar la Cámara de Diputados.

Deberemos entender esta elección como lo que es, un proceso de contratación. Estaremos contratando a quien nos represente en la tarea de hacer leyes justas y en la función de contrapeso y fiscalización del Poder Ejecutivo, en la de aprobar presupuestos y en la de transitar en el diálogo entre poderes entre la tolerancia y la cooperación, y la oposición que contrapesa y propone alternativas.

El pasado miércoles 17 de diciembre, presenté mi aspiración ante el INE para ser candidato independiente a diputado federal en la próxima elección de junio de 2015 por el distrito 5 con cabecera en Culiacán, Sinaloa. Será la primera elección federal desde 1946 que permita la figura de las candidaturas independientes y corresponderá a los ciudadanos con su voto decidir qué perfil de diputados quieren contratar para que los representen.

Twitter: @ClouthierManuel