Paremiología Vol. 1
COMPARTIR
TEMAS
Ciencia poco conocida es la paremiología
(¡¿…la qué?!)
La paremiología es, en términos llanos, el tratado de los dichos y refranes.
Dicho así, hasta puede parecer ociosa, pero tratándose de proverbios ancestrales cuyo origen hay que rastrear para desentrañar su exacta aportación a la sabiduría humana… bueno, nos lo pensamos dos veces antes de desestimar a la paremiología como mera futilidad.
¿Qué acaso usted nunca se preguntó, por ejemplo, sobre el significado y procedencia de aquella “carabina de Ambrosio”?
Sí, sí. Sabemos que es (o fue) un show cómico, mágico, musical de los años 80 con el Magazo, Gina y la Pájara Peggy, pero pasa que el nombre de esta producción televisiva deriva de una expresión popular que se usa más o menos de la siguiente manera:
-La compañía de cable dijo que mañana temprano vienen a reparar la instalación.
-¡Oh, sí! ¡Claro! Los del Cable y la carabina de Ambrosio.
Nos referimos por necesidad a algo o alguien que nomás no da el kilo, que no sirve para maldita la cosa.
De acuerdo con algunos estudios paremiológicos, el tal Ambrosio habría sido un campesino del siglo 19 que, cansado de labrar sin éxito la tierra, se resolvió a convertirse en salteador de caminos y cambió el arado por una carabina vieja e inservible que guardaba en algún lugar poco especial.
Pero el agricultor convertido en bandido, por su paupérrima facha, esmirriada presencia e improbable herramienta de trabajo, daba más risa que susto, y los “atracados” por este ladrón sui géneris se echaban la botana del pobre Ambrosio, que sí como agricultor despertaba piedad, como asaltante provocaba risa.
Sin detenerse más que por diversión, las caravanas y diligencias continuaban con su ruta programada con una bien dibujada sonrisa.
Se dice que Ambrosio responsabilizaba a la nefanda carabina, de su pobre rendimiento en su nueva faceta como amateur forajido.
Según el optimista Ambrosio, era su arma la que resultaba tan irrisoria que sólo conseguía robar con ella risotadas de las que debían ser sus víctimas. Para el remedo de asaltante, su escopeta disipaba todo el miedo que él, con “todo su aplomo, seguridad y determinación”, conseguía infundir. (“¡Pinche escopeta buena para nada!”)
Pero parece ser que esta historia es completamente apócrifa, ya que textos más antiguos que esta leyenda urbana decimonónica recogen ya la expresión “La carabina de Ambrosio”.
Muy bien, la paremiología aun se debate entre las distintas versiones. Pero al menos alguien lo está intentando bajo el rigor de la evidencia documental.
Lo lógico, como resultado de estas cavilaciones, sería pasar ahora a hacer una revisión de cosas y personajes que son como la Carabina de Ambrosio, es decir, que no sirven para una gada-chin, haciendo especial énfasis en la galería de ilustres coahuilenses.
Pero son de sobra conocidos, tienen nombre, apellido y por si fuera poco, la piel muy sensible.
Además, no era mi real intención llegar a tal conclusión en la presente entrega, sino tan sólo introducirnos al mundo de la paremiología para que nos sirva como pie introductorio a la reflexión del próximo martes.
¿A dónde pretende llegar el columnista?
Ni modo, si lo quiere averiguar, nos leemos en cinco días.
petatiux@hotmail.com
Por más de una década Enrique Abasolo ha firmado una columna editorial caracterizándose por una actitud ácida y crítica contra el gobierno y las instituciones, adoptada en la convicción de que es la única forma en que puede ser de cierta utilidad para los lectores.