Paraíso en decadencia
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La tabla de salvación se hundió y al gobierno de Coahuila parece que lo atrapó la tormenta perfecta, la de la crisis petrolera con sus efectos desestabilizadores globales. El desplome de los precios internacionales del petróleo ha sido perturbador y aparentemente, tomó a todos por sorpresa.
Según el gobierno de Moreira, para Coahuila la explotación del gas shale era algo así como la promesa más segura de llegar a la tierra prometida, pero la semana pasada, por una disposición de la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray, titular de esa dependencia anunció la suspensión de las inversiones en materia de gas de lutitas en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
En palabras de Antonio Gutiérrez Jardón, secretario de Desarrollo Económico del estado, “Coahuila, que le había apostado a ser ‘Un estado con energía’, pone freno al shale”. El señor Gutiérrez Jardón explica que ellos esperaban la creación de 30 mil empleos en los próximos 10 años y cerca de 100 mil en los próximos 20; esta visión tan optimista se derrumbó repentinamente y aunque los promotores de esta iniciativa esperan que la mala racha petrolera pase pronto, según ha informado el Fondo Monetario Internacional no se espera que el crudo llegue a valer 73 dólares por barril (db) hasta 2019 o sea, 2 años después de que Rubén Moreira haya entregado su administración; en junio de 2014 la mezcla mexicana se ubicaba en los 98.79 db, ahora está en 58.70, el vuelco es espectacular.
La decisión del Gobierno Federal de suspender la exploración y explotación del gas shale provocó una reacción inmediata: el Clúster Minero Petrolero de Coahuila se congelará por 2 años; Martha Laura Carranza, la directora del Clúster subraya que la suspensión permitirá a los empresarios y autoridades prepararse mejor para incorporarse a la cadena de valor, o sea prepararse para administrar la riqueza.
Por lo pronto quizá se fueron a la basura los 220 millones de dólares invertidos en la exploración del shale y cómo se había dicho en estas páginas la exploración del fracking es una aventura de alto riesgo y un crimen contra el medio ambiente.
Ya sabemos que no se puede confiar en los actuales funcionarios públicos locales o nacionales, que en cualquier momento, en cuanto les sea posible se pueden “brincar las trancas”, de manera que aunque ahora hay una tregua, las organizaciones que han abanderado la oposición a la explotación del gas de lutitas no pueden dejar de difundir los daños al medio ambiente y a la salud de los pobladores donde se encuentren los yacimientos.
Hay que tomar en cuenta que en Francia, Bulgaria, Rumania, la República Checa, también en Denton, Texas y en Nueva York se ha congelado la explotación del gas shale por la contaminación y daños que provoca.
Esta semana trascendió que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) deberá entregar un plan de atención a emergencias en caso de contaminación derivada de la explotación. Según el IFAI un particular requirió a la Cofepris el plan de atención a las emergencias ante la contaminación por químicos derivados de la explotación de gas shale.
Este es un buen precedente porque hay pruebas de que la exploración y explotación del shale son una amenaza para la disponibilidad de agua, problema que ya está presente en el territorio nacional, además su extracción contribuye al calentamiento global por la emisión de gases de efecto invernadero, así como riesgos contra la salud por las sustancias químicas, tóxicas y cancerígenas que genera, por lo que no hay duda de que el gas de lutitas es un riesgo para nuestro futuro.
Ahora habrá que ver de dónde se agarra Rubén Moreira para hacer frente al futuro hipotecado que enfrenta Coahuila con la mega deuda que dejó su hermano Humberto.