Palabras y actitudes
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Peña Nieto juega con fuego y apuesta a la intimidación y a la violencia en momentos cruciales para el país, eso se llama irresponsabilidad
Lejos de contribuir en la restauración de la armonía y la justicia en el país, los discursos pronunciados por los titulares de las fuerzas armadas y por el Presidente de la República crispan aún más el ambiente y encienden los focos de alarma ante posibles acciones violentas de los militares contra la población.
La tarde del 20 de noviembre, el Zócalo de la Ciudad de México fue un termómetro que evidenció el grado de irritación social, una indignación genuina que no puede desacreditarse con frases de discurso fácil calificándola como un ataque a la soberanía nacional y al orden social.
El 20 de noviembre el presidente Enrique Peña Nieto se refugió en Campo Marte, atrás de las fuerzas armadas, para fortalecer su posición ante el descontento social. Las palabras pronunciadas por Salvador Cienfuegos, Secretario de la Defensa Nacional, intentaron justificar a priori la represión que sufrió la población civil luego de manifestarse en la plaza mayor del país.
Cienfuegos pronunció su discurso en un tono de regaño a los ciudadanos que optan por mostrar su descontento mediante manifestaciones y descalificó esta vía de presión al referirse a la violencia y la intolerancia como factores que ocasionarían el fracaso de México.
Desde luego el Secretario de la Defensa olvidó referirse a la grave situación de inseguridad que vive el país, a la incapacidad de las autoridades para encontrar a los desparecidos y a la enorme impunidad que golpea todos los días a México.
Pero si el tono del General fue cuestionable, las afirmaciones emitidas por el Secretario de Marina, Vidal Francisco Soberón, fueron francamente preocupantes.
“Actos mezquinos de quienes enmascarados y en forma encubierta laceran a nuestra Nación”, expresó el Almirante con un rostro desencajado, tal vez por la misma intolerancia que critica.
Los discursos de ambos jefes militares y las más recientes intervenciones públicas del Presidente en un tono autoritario, dan señales de alarma, pareciera que se está preparando el terreno para lanzar a las fuerzas armadas en contra de la población que se manifiesta de manera legítima.
El General y el Almirante justifican su discurso en supuestos anarquistas que todos hemos visto en la televisión agrediendo a los policías, sin embargo estos agitadores han sido señalados como infiltrados cuya misión era justificar la actuación violenta contra los manifestantes con el fin de disuadir su participación en futuras protestas.
La versión de que se trata de infiltrados cobra aún más fuerza luego de que en redes sociales y mediante fotografías se comprobó que algunos de los violentos a los que se refieren Cienfuegos y Soberón eran trasladados antes de la manifestación en vehículos militares correspondientes a las fuerzas armadas. Las fotos muestran a los revoltosos en camiones militares y luego los exhiben lanzando bombas molotv.
Para los militares nacionales no es extraño disparar contra la población inerme, ya lo hicieron el 2 de octubre de 1968 en la plaza de Tlatelolco y al parecer están dispuestos a hacerlo otra vez.
El país no está para una nueva represión, es suficiente con el baño de sangre que vive la población a manos de la delincuencia organizada como para que ahora sea objeto de ataques de los militares. Peña Nieto juega con fuego y apuesta a la intimidación y a la violencia en momentos cruciales para el país, eso se llama irresponsabilidad.
*El presenta artículo expone mi punto de vista, no la opinión del Gobierno Municipal en el que laboro.
columnaacropolis@gmail.com
Twitter: @bebefuerza