Obama y los Castro
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La reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos me recuerda una famosa expresión alemana que siempre escuché en boca de mi querido abuelo Max: Con un ojo sonrío y con el otro lloro. Me explico: me felicito y felicito al presidente Obama y al Papa Francisco (imposible equivocarse con ese nombre) por haber logrado este recuentro histórico entre ambas naciones. Bravo, bravísimo. Basta con pisar Cuba como para demostrar una vez más el gran embuste, el escandaloso fracaso del marxismo-leninismo-stalinismo-brejnevismo (uf) Sólo los cubanos exiliados en Miami generan 3 veces el producto interno de toda la isla. Los Castro pretenden defenderse del fracaso de su política económica culpando de la debacle al bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos, cuando en Europa, Asia y en la mayor parte de América se encuentran artículos cubanos.
¿El mundo entero es Estados Unidos? ¿La economía cubana se encuentra quebrada de punta a punta por el bloqueo comercial impuesto hace medio siglo por la Casa Blanca o porque el capitalismo de Estado dejó expuesta su espantosa realidad cuando se desplomó estruendosamente la Cortina de Hierro junto con el Muro de Berlín?
¿Cómo dejar de comparar las evidentes y dolorosas diferencias existentes entre las dos Alemanias o entre ambas Coreas? ¿La ruina de la industria azucarera cubana o la tabacalera o la etílica son consecuencia de dicho bloqueo o se debe a la burocratización de la economía y la expropiación de los medios y bienes productivos? Si bien no se podían adquirir puros ni ron cubanos en Estados Unidos era posible comprarlos en casi todo el mundo, ¿por qué la quiebra entonces?
Desgraciadamente ya se cumplieron más de cincuenta años de infamia, medio siglo de autoritarismo, de represión, de crímenes cometidos en nombre de la libertad dentro de las fronteras marinas de la isla más grande las Antillas. Castro persiguió, asesinó, desapareció opositores, mutiló, torturó, espió, fusiló después de juicios sumarísimos sin posibilidades de defensa a quien se negara a aceptar la adopción de una nueva dictadura, ésta vez de izquierda, en la Cuba que algún día deberá ser libre.
Aplastó furioso contra el piso, con su odiosa bota militar, la menor simiente democrática en Cuba y todavía intentó exportar el sistema represivo e intolerante a América y a África. Castro creó una policía secreta para purgar al sistema de agentes nocivos que pensaran peligroso El tirano caribeño violó y desconoció cualquier principio en materia de derechos humanos, impartió justicia según sus estados de ánimo, ignoró la autonomía universitaria, asfixió la libertad de expresión en las cárceles clandestinas o extinguió la de cátedra en los paredones, canceló el derecho de imprenta, el de libre tránsito, el de empleo, el de asociación, así como sofocó y suprimió con las armas o las sogas en las manos las más elementales garantías individuales.
En fin, río con un ojo al imaginar el bienestar que bien podría llegar a disfrutar el pueblo cubano que ha vivido con la cabeza aplastada contra el piso por las botas de este par de malvados tiranos que si acaso han podido abastecer con raciones escasas de moros y cristianos a su gente y lloro porque ayudar a los asesinos de personas y destructores del progreso, canallas, verdaderos enemigos de los más elementales derechos del hombre, me parece una aberración. Con qué gusto hubiera contemplado la fotografía de los Castro fusilados y colgados de las patas, sí, de las patas, como aconteció con Mussolini y con Clara Petacci. Esa foto ya no la veré. Por lo pronto un estruendoso aplauso a Obama y al Papa Francisco. Si Obama ganará votos para su partido de cara a las próximas elecciones, esa es harina de otro costal. ¡Viva el noble pueblo cubano!
@fmartinmoreno