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Lento, muy lento se ha mostrado Enrique Peña Nieto para presentar acciones contundentes que ofrezcan resultados en el caso de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa.
A más de un mes de estos ignominiosos hechos apenas esta semana Peña Nieto se reunió con los padres de los estudiantes desaparecidos y eso porque éstos, desesperados ante los nulos resultados de las “investigaciones”, incrementaron la presión para ser atendidos personalmente por el mandatario.
Peña Nieto se comprometió a dar un giro a la búsqueda, porque la exigencia es presentar a los 43 estudiantes con vida y abandonar la estrategia de indagar en cementerios clandestinos, en fosas, en basureros buscando muertos.
El encuentro entre el mandatario, funcionarios federales, los padres de familia y abogados se prolongó durante cinco horas y ahí se acordó un rediseño en el plan de búsqueda de los estudiantes desaparecidos en Iguala y la creación de una comisión mixta para transparentar los avances de la indagatoria.
Para establecer la prioridad de estos hechos, el mismo Peña Nieto dio un mensaje a la nación para informar de los acuerdos, pero los familiares inmediatamente manifestaron su desconfianza hacia la investigación que realiza el Gobierno Federal y desconocieron los acuerdos firmados previamente.
Algunas frases de los padres de familia de los estudiantes normalistas desaparecidos revelan la participación de autoridades en el atraco: “Fueron personas de gobierno que cometieron el atropello gravemente hacia nuestros hijos, nuestros jovencitos indefensos”. “Quisiera que hubiera resultados más rápidos y precisos, que haya una movilización eficaz”. “Me decepciona como gobierno que son, les falta mucho para representar a una sociedad, que exigimos verdad, como le dije a él yo no le vengo a pedir un favor, le vengo a pedir justicia como mexicano que soy, que por ley yo siento que corresponde exigir, no le vengo a pedir limosna ni nada”. (Aristegui noticias).
Por si fuera poco, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) cuestionó los avances de México en materia de derechos humanos durante una tensa audiencia marcada por los casos de Iguala y Tlatlaya: “Los recientes casos de desapariciones son incidentes extremadamente graves, pero no son aislados. Estamos hablando de miles de casos que se repiten”, cuestionó Emilio Álvarez Icasa, Secretario Ejecutivo de la CIDH.
Como ya lo hemos dicho en este espacio, ante la brutalidad y la complicidad entre delincuencia organizada y autoridades, en los hechos de violencia sufridos por décadas en Guerrero, las voces que claman y reclaman justicia y la aparición de los jóvenes estudiantes son una corriente de aliento y esperanza. En el país no hay resignación, no hay parálisis, lo que hay es una ola intensa de indignación y rabia que demanda el esclarecimiento de los hechos y sanción a los responsables, es una ola que arrasa con la confianza y la hace volar por los aires.
La desconfianza hacia Peña Nieto manifestada por los padres de los estudiantes desaparecidos, en mi opinión está más que justificada, la lentitud, la ineficacia de las autoridades es arbitraria e injusta y es que así son tratados los pobres en este país; en cambio, si hubieran sido empresarios ricos los que reclamaban, ésos que controlan realmente al poder político, muy probablemente la desaparición de los estudiantes había sido investigada con más celeridad y eficacia.
Peña no puede contra la violencia, el país sembrado de muertos y desapariciones forzadas se le ha escapado de las manos. Peña no puede, así como Rubén Moreira no puede con el peso de un estado en quiebra e hipotecado. Esto es lo que nos ofrece el PRI.