Muy poca tolerancia a la frustración
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El equipo tricolor, tuvo en términos generales un buen año, sobre todo si tomamos en cuenta la actuación que brindaron en Brasil 2014.
La cuestión era que la afición esperaba poco, digo, después de una paupérrima eliminatoria, en la que se clasificó de panzazo en el repechaje, ni el más optimista se atrevía a pronosticar un papel sobresaliente para los nuestros.
Sinceramente quedé sorprendido por lo bien que tomó el respetable la derrota ante Holanda y que significó la eliminación de los roedores. Al parecer la cuestión de No era penal le cayó del cielo al consorte de la liendre, quien fue exonerado por el mal planteamiento que hizo en los últimos minutos del encuentro y de lo poco acertado que resultaron los cambios ordenados, que terminaron por desordenar al equipo, cediendo la iniciativa a la Naranja Mecánica, para que se escribiera así un capítulo más de la vieja y conocida novela: Jugamos como nunca y perdimos como siempre.
Tal vez debido a las pocas esperanzas que había cifradas en el equipo de todos, fue que el público se entusiasmó, sobre todo después de la victoria en el primer partido frente a Camerún, pero muy especialmente luego del empate logrado ante los amazónicos, partido que desde el momento del sorteo ya se daba por perdido.
En un país en el que no existe la mesura, ni para la crítica ni para el elogio, una vez que se pasó sobre Croacia, bueno, ya nos sentíamos campeones del mundo. Sin embargo, poco nos duró el gusto, hasta que Argen Robben nos regresó a la realidad.
Viene un año difícil, en el caso de una o dos malas actuaciones, podría tambalearse el Piojo como timonel nacional. México no tiene para armar dos Selecciones. Ojalá y no manoseé a tantos jugadores. Hasta ahora, casi todo ha sido miel sobre hojuelas, pero las pocas veces en algo que ha salido mal, Herrera ha mostrado... muy poca tolerancia a la frustración.