Mirador
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En el Potrero perviven algunos usos iba a decir machistas, pero prefiero decir mejor tradicionales.
Por ejemplo, no se permite la entrada de mujeres a la asamblea mensual del ejido. Aun las derechosas âasí se llaman las que son titulares de una parcela- deben hacerse representar por un varón.
Este domingo que pasó acudió a la junta un sacerdote joven. Quería invitar a los ejidatarios a la fiesta de Nuestra Señora de la Luz, la ancestral patrona del rancho.
Después de discutir dos horas acerca de si se le debía permitir que hablara o no, los asambleístas acordaron por fin otorgarle la autorización, y comisionaron a don Abundio y a otros dos socios para que lo hicieran pasar.
Antes de entrar en el salón el sacerdote sacó un peine y se arregló el cabello. Le dijo don Abundio:
-No se acicale tanto, padrecito. Aquí no hay viejas.
Lo he dicho muchas veces, y lo repito ahora: con don Abundio no saca uno pa vergüenzas.
¡Hasta mañana!...