Mirador
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2 octubre 2015
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El Rey le preguntó a su Primer Ministro:
-¿Sí o no?
Automáticamente respondió el Ministro:
-Sí.
Al día siguiente el Rey lo llamó otra vez y le preguntó de nueva cuenta:
-¿Sí o no?
El Ministro, sin siquiera preguntar: Sí o no ¿qué?, volvió a contestar:
-Sí.
Y todos los días: Sí, sí, sí.
El Rey, entonces, despidió a su Primer Ministro. Razonó:
-Un hombre que siempre dice sí no sirve más que para decir siempre que sí. Y muchas veces un no vale más que cualquier sí.
El Ministro oyó aquello y dijo:
-Sí.
¡Hasta mañana!...
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