México: ¡No te acabes!
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Truena Ayotzinapa y estalla la olla de presión de un México sometido a los designios de la historia. Saltan fragmentos ensangrentados de vísceras, huesos, ojos, sesos y piel por doquier.
Emerge con fuerza ética una ciudadanía imberbe de color variopinto, incapaz de dar una respuesta unificada al estallido. Confundida va desde la refundación hasta la destrucción del país, con un intermedio reservado para el cinismo militante.
La lucidez de esta fuerza ética desnuda la podredumbre de un Sistema que integra a las élites política y económica, y también a su hijo bastardo, apodado, narcotráfico y crimen organizado.
Es el mismo sistema que cobija y reproduce la corrupción e impunidad que fusiona a este trío infernal, al que poco importa dañar al México de todos, al que le vio nacer.
Esta lucidez ético-ciudadana, empero, no tiene visos de transformarse en una coalición o frente político de corte estratégico-nacional. Tener la fuerza ética sin la política es hacer rounds de sombra en un cuarto oscuro.
Mientras eso sucede, el Sistema, representado por EPN, responde de tres maneras al estallido.
Administra la revuelta hasta evaporar su repercusión (¿en 4 años más?). Ofrece respuestas de corto plazo para aliviar (¿o avivar?) la tensión en forma de Decálogo, portal para acercar al Gobierno Federal con el mexicano o programas emergentes para rescatar zonas fallidas. E insiste en generar la percepción mediática âde que a pesar de todo- el país avanza (sin precisar el rumbo).
Sobra decir que estas respuestas destilan insensibilidad y soberbia ante un país que se nos escapa entre las manos.
Las mismas son útiles para que el Sistema cierre filas, mientras abre sus fauces para dar dentelladas y arroja mejorales a la concurrencia que les menta la madre en su frívolo caminar.
Para el Sistema la preocupación hoy, no es Ayotzinapa; sino cómo reciclar la partidocracia el próximo mes de junio, y presumir una legitimidad y una representatividad popular que sólo existe entre sus clientelas electorales construidas entre los más pobres por los cancerberos del Sistema.
No te acabes México, antes de que arribe la esperanza que te mereces. Por favor.
Economista, sociólogo y aprendiz del periodismo editorial.