México en Washington
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Por Susana Chacón
(Internacionalista)
Sigue pendiente el nombramiento del nuevo embajador de México en Washington. Estados Unidos representa la principal relación de nuestro país con el exterior y no debe quedar más tiempo sin un representante de muy alto nivel.
Es tan importante como nuestra más fuerte secretaría de Estado. Sin duda la labor del jefe de Cancillería es muy adecuada, pero recordemos que no es el embajador. Ahora bien, ¿por qué no se ha designado al nuevo? ¿Están esperando a que termine la administración de Obama? ¿No tienen un candidato? ¿Es parte de la estrategia?
Hasta ahora no se ha mostrado premura alguna por hacer el nuevo nombramiento. Sabemos que al gobierno no le gustan los cambios. Ha preferido no hacer ajustes en el gabinete a pesar de que muchos parecían urgentes. Las últimas nominaciones que han tenido lugar han sido, o bien para buscar un escaño en el Congreso, una gubernatura o debido al fallecimiento de alguna persona. Veamos cuáles serían los costos y beneficios de no nombrar embajador.
Es claro que el gobierno de EU se encuentra también en una difícil coyuntura. El presidente Obama no tiene la fuerza que levantó las grandes expectativas de 2008. El inmovilismo en la toma de decisiones entre el Congreso y el Ejecutivo carece de paralelo. A los republicanos, quienes son la mayoría, no les interesa favorecer ninguna de las propuestas presidenciales. Si el nuevo presidente del Comité de Relaciones Internacionales del Senado, el republicano Marco Rubio, ya dijo que no permitirá que pase ninguna propuesta de embajador para Cuba, no tendría por qué aprobar tampoco la designación del también faltante nombramiento en México. Ya se cayó la candidatura de María Echaveste. Lo que Obama trate de hacer por la relación bilateral, se lo van a congelar en el Congreso. Ante la falta de decisión y de formulación de política exterior en Estado Unidos, ¿por qué México habría de preocuparse por tener un nuevo embajador?
El jefe de Cancillería bien puede mantener los temas cotidianos de la agenda como lo ha hecho hasta ahora. Recordemos que en la relación bilateral con EU, existen canales establecidos institucionalmente que funcionan día con día, con o sin embajador. La dinámica de ambos países obliga a que la relación no se pare y continúe su curso en todos y cada uno de los temas tradicionales. Sin embargo recordemos que no es lo mismo optar por no hacer cambios en el gabinete que no tener representante en otro país. Más si es el caso de nuestro vecino del norte.
Nuestra principal relación.
De entrada estaríamos enviando un mensaje muy negativo independientemente de los problemas internos que el gobierno de EU tenga. La falta de embajador puede entorpecer muchos de los procesos y en especial aquellos que surjan de manera fortuita en ambos lados de la frontera. Pensemos en eventos como el de Rápido y Furioso o la matanza de varios de nuestros connacionales por parte de policías de EU. Claro que estos no son sucesos ordinarios. Se dan de repente, inesperadamente y, el peso y presencia del embajador es fundamental. Por otra parte, la relación personal que éste establece con los altos niveles del gobierno federal, de los empresarios, de los gobiernos locales, con las ONG´s, con los académicos, no la puede cubrir el jefe de Cancillería. Justamente son personales y son las que en muchos momentos evitan conflictos y fomentan soluciones inmediatas, urgentes y prioritarias para los intereses de México y de los mexicanos en el exterior. Las relaciones del embajador con todos estos actores permiten la construcción de puentes y canales de comunicación que no sólo resuelven sino que hacen propuestas de proyecciones futuras. El jefe de Cancillería continúa lo establecido. El embajador, bosqueja nuevas ideas para responder al interés nacional.
El cambio de embajador en ambos países es inminente. La realidad de los dos, muy distinta. Obama optó por mantener a Tony Wayne hasta que se apruebe alguna nueva nominación en el Congreso. México tiene embajador estadounidense. Washington, hasta ahora, carece de embajador mexicano.