Los derechos de la Tierra
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Se tuvo un día la buena idea de hacer la lista de los derechos de los niños.
Los derechos humanos también, con anterioridad, fueron enumerados y descritos. Ahora, después de la encíclica del Papa Francisco acerca del cuidado de la casa común, se podría pensar, en forma analógica, cuáles podrían enlistarse como derechos de la Tierra.
Tiene derecho la Tierra a que se promueva una ecología global, con cambios profundos en los estilos de vida, en los modelos de producción y de consumo y en las estructuras consolidadas de poder (no. 5).
Tiene derecho la Tierra a ser amada como nuestra Madre y a que se soporten renuncias y sufrimientos para garantizar su vitalidad para nosotros y para toda la comunidad de vida. (no.223).
Podría señalarse, como un derecho de la Tierra, ser considerada como base que sustenta y alimenta todo y hace posible toda vida. Por ello, su derecho se extiende a no ser agredida sistemáticamente con atentados a su equilibrio.
No ha de quedar superada la biocapacidad de la Tierra por atender las excesivas demandas humanas de estilos de vida que resultan ya insostenibles.
Es un derecho de la Tierra que se le considere como un Todo vivo en que sus partes están todas interrelacionadas e interdependientes. Que se le trate como un conjunto de ecosistemas con su abundante biodiversidad, en rica coexistencia relacional.
Se han de respetar, como un derecho, las condiciones que existen desde hace millones de años para hacer posible su continuidad como un Todo orgánico, sin dañar la mutualidad y la colaboración recíproca que lo hace incluyente y con capacidad de reproducción.
Derecho de la Tierra es que se cuide su integridad y su vitalidad, ahora devastadas por la deforestación de vastas regiones, alterando el régimen de lluvias. La integridad de su biocapacidad incluye no solo los seres orgánicos vivos y visibles sino también los microorganismos, humildes sustentadores de la vida del planeta. (Dice el eminente biólogo Edwar Wilson que: en un solo gramo de tierra viven cerca de 10 mil millones de bacterias pertenecientes hasta a 6 mil especies diferentes (La Creación, 2008, p.26). Habitamos, un superorganismo viviente. Somos la porción consciente e inteligente y libre de ella.
Tiene derecho la Tierra a que no se privaticen los bienes comunes a todo viviente: agua, aire limpio, climas regulados, semillas, alimentos, energía, suelos nutrientes y otros. De los 24 servicios ambientales esenciales para la vida hay 15 ya altamente degradados.
Es derecho de la Tierra que no se mancille su belleza. Que el ser humano que la habita no se devalúe en sus ideas, en sus sueños, ni en sus sentimientos para que siga habiendo sabios y poetas y artistas y santos y no una criminalidad generalizada, autodestructiva y homicida...