Los colmillos del nuevo PRI
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El pasado febrero 23, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) cumplió 79 años. Ese día, su líder Joaquín Gamboa Pascoe, develó dos estatuas: la suya y una reconstruida del exdirigente Fidel Velázquez Sánchez.
“Estupenda”, dijo el líder de los trabajadores al momento de poner su mano sobre su estatua, la cual fue colocada en el vestíbulo de la CTM. Mientras la miraba embelesado, remató con estas palabras, “nosotros (también) pasamos a rendirle pleitesía a la estatura de Fidel Velázquez, quien seguirá siendo ejemplo que nos marque el rumbo. En la CTM vivimos con nuestros muertos, no los olvidamos y sabemos lo que les debemos”. (El redactor confuso se pregunta: ¿Se refiere a los cientos de miles de muertos que ofrendaron desde el otro mundo, su voto a los candidatos priístas? ¿O, al movimiento obrero que dice representar? ¿O, a él mismo? ¿O, a quién?).
A punto de las lágrimas, el octogenario dirigente establece distinciones con precisión: “Los trabajadores que pertenecen a esta central no han salido a invadir y ensuciar las calles como otros gremios”. (Llegan a la mente de este utópico redactor las imágenes de cientos de miles de manifestantes en el país que exigen un mejor gobierno); e insiste Gamboa Pascoe, “no hemos pagado a otros para que incentiven el desorden”. (¿Se referirá a los vándalos pagados por fuerzas oscuras para quemar la puerta de Palacio Nacional?, pregunta el redactor con rostro ingenuo). En ese momento, el dirigente lanza esta frase para estrechar una alianza histórica: “Y hemos comprendido cuando los empresarios han estado en situaciones difíciles porque no somos enemigos (de ellos)”. (En ese momento, los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial gritan al unísono “¡Ay, ternurita!” y entrelazan sus manos bajo sus barbillas).
Nosotros “entendemos el sindicalismo como forma de prosperar y trabajar”, finaliza emocionado. (En ese momento, el redactor se pone de pie para aplaudir la cascada de imágenes que aparecen en 3D con rostros de líderes sindicalistas o “jeques obreros” convertidos en traficantes de negocios milonarios y rutilantes empresarios: Carlos Romero Deschamps (PEMEX), Elba Esther Gordillo (SNTE), Víctor Flores Morales (Ferrocarriles), Víctor Fuentes del Villar (CFE-SUTERM) y Emilio Gamboa Pascoe (CTM)).
La emotividad del discurso del dirigente obrero, aderezado de lágrimas de cocodrilo que no se cuece al primer hervor, encontró eco en “los representantes seccionales de todo el país, su comité ejecutivo y los presidentes de todas las comisiones de esta central”, quienes, enjugándose las lágrimas, hicieron fila por seis horas para retratarse con la estatua de Gamboa Pascoe. (¿Y cómo no? Se interroga el redactor con actitud inquisitiva, sí este líder sindical, como los demás, “detenta las cuotas sindicales de cientos de miles de trabajadores, recibe hasta 10 o 15 por ciento de los montos de contratos de servicios, administra los fondos mutualistas y las entregas de fondos gubernamentales”).
(Mientras el redactor espera para tomarse una fotografía con la estatua del líder obrero, y también se limpia sus lagrimillas, presenta este dato: “El SUTERM recibe cada catorcena del 2 por ciento de los trabajadores afiliados por cuotas sindicales, más de 5 mil millones de pesos de 2005 a 2012. Las empresas contratistas le entregan el 2 por ciento del monto del contrato que firman con la CFE, pero, ‘en la práctica el porcentaje es del 10 al 15 por ciento, lo que deja al sindicato un promedio de 700 millones de pesos al año”).
(Ya abrazado a la estatua, y lampareado por miles de “flashazos”, el redactor preocupado en su fuero interno, recuerda esta frase: “El problema con el PRI, es que hace recambio de colmillos periódicamente y suelen crecerle tan agudos como antes”).
(El incesante ruido de las matracas de cientos de obreros que vitoreaban a su líder desde fuera del recinto ahogó esta profunda reflexión del redactor).