Los bazares y la sustentabilidad
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¿Has visitado alguna vez un bazar? ¿Has adquirido allí algún objeto que te ha hecho click pues hay algo en este objeto con lo que te identificas? El pensamiento relacional es poderoso y quizá recuerdes ambientes familiares añorados en un candil, en un trastero, en un espejo, en una banca, en un ropero.
Te puedo decir que los bazares son un camino de dos vías. En el camino de ida te transportas al pasado, -a veces en al tuyo propio-, y en el camino de regreso tienes la posibilidad de traer contigo un trozo de historia y la satisfacción de haber sido actor del reciclaje, es decir de haber incorporado a tu proceso de vida algo que te despierta el sentido de pertenencia, pues es un objeto de arte utilitario o un objeto para el uso diario que te acompañará felizmente por los años que quieras.
Para mí los bazares significan amor al planeta, sobre todo, los bazares que venden objetos que están al alcance de todos los bolsillos porque la afición de adquirir objetos viejos o antiguos no tiene que ser exclusivo de las personas económicamente pudientes.
Andar de bazares es ser sustentable. Es elemental en materia de sustentabilidad el conocimiento y aplicación de las tres R´s: reciclar, reducir y reutilizar.
Así que poner en valor presente utensilios, mobiliario y hasta el arte de otros tiempos, es volver a aprovecharlos sustentablemente.
Además, no sabes si la castaña que has comprado y que transportó ropa para viajes hace dos siglos y que hoy utilizas para guardar sábanas fue testigo divertido o triste de los encuentros y desencuentros de dos seres humanos.
Sin duda, no podemos depreciar objetos porque tengan un tiempo largo de haber sido pensados y construidos.
Si queremos ser sustentabilistas de bazar debemos empezar por aprender a conservar lo que ha sido de nuestros ancestros. Yo conservo un candil de bronce y una banca de granito de mis abuelos maternos y espero que si llego a tener nietos ellos conserven esta heredad.
El saltillense Salvador Ignacio Garza Pérez es un aventurero de la vida, siempre ha buscado su lugar y estoy seguro que muchas veces ha logrado reencarnar en un viejo mueble, pero vuelve a nacer una y otra vez en una lámpara sesentera o en una pintura al óleo.
Amante de la comunidad de vida terrestre es médico veterinario pero sustancialmente es un artista que busca en todas partes la belleza y en ocasiones la plasma en las artes visuales.
Hace poco, en el emblemático Barrio Antiguo de Monterrey surgió Azul Basarte como un hijo de Salvador. Este bazar es un espacio para la contemplación, para el diálogo, la reflexión, para tomar un buen café y para desarrollar el buen oficio de reciclar objetos del pasado adquiriéndolos, para ponerlos en valor.
Azul Basarte es un lugar rodeado de seres creativos como mi amiga la pintora bustamantense Lupina Flores y mi hermano de la vida, el canta-autor Ernesto Pérez El Gallo. Con su pintoresco zaguán tiene la magia necesaria para encantar a los visitantes. Tendrá cerca el metro subterráneo de la Calle Padre Mier, y los antiguos canales de riego ocultos bajo las calles que estaban abiertos al cielo en el Monterrey de siglos atrás.
El color azul tiene su lugar en el imaginario popular: azul, pintado de azul; el príncipe azul; y la sangre azul de los descendientes de la realeza. ¿Y qué tal la muñeca pintada de azul?
El color azul es el color de la nostalgia A mi parecer el lugar en el que moramos en vez de ser llamado planeta Tierra debería ser llamado planeta Azul porque azul es el agua que comprende la mayor parte de su contenido.
Aunque de color azul se pinta un partido político mexicano un tanto desacreditadocomo la mayoría de los otros partidos; de azul profundo es el agua de altamar, de azul bermejo es el agua de las costas del Golfo de Cortés, de azul turquesa son las aguas del Mar Caribe o del Mar Mediterráneo y con este color ha sido bautizado un bazar en el que se le apuesta al arte sustentable. ¡Vámonos de bazar, es tiempo de reciclar con la ayuda de Chavalito!