Legislación Secundaria y las Energías Limpias
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México ha manifestado en diferentes foros internacionales su compromiso con la sustentabilidad, el combate al calentamiento global y al cambio climático.
De acuerdo con la Ley General de Cambio Climático (LGCC), México está comprometido a generar el 35% de la electricidad mediante energías limpias, (es decir, energías renovables más nuclear) para el año 2024.
Para entender donde nos encontrábamos en su publicación inicial: dos años atrás, nuestra canasta energética en cuanto a generación de electricidad (comparada con el resto del mundo), se veía de la siguiente forma: (Ver la tabla de la Composición de la generación de electricidad por tipo de energía (%).)
Como se puede observar, apenas el 18.3% de la generación bruta de electricidad en el 2012 fue producida a partir de energías limpias. Ahora, si se descarta la producción a partir de energías nucleoeléctricas e hidroeléctricas, las energías renovables tuvieron una participación mínima del 2.9% .
Esto nos lleva a pensar lo siguiente: si estamos en medio de la Reforma Energética de mayor calado en la historia de México, y tenemos el compromiso de aumentar la participación de energías limpias en un 35% ¿porqué se habla tan poco de ellas? La historia es la siguiente:
El consumo de energía está estrechamente ligado al desarrollo económico de cualquier país. Generarla es una cuestión de recursos y de economías de escala.
Si en tu país tienes cantidades enormes de hidrocarburos resulta lógico que la manera más económica de generar electricidad sea por medio de ellos. Aunado a esto, la cantidad de energía que tienes en un barril de petrolero es mucho más competitiva si la comparas con muchos de los otros recursos.
Digamos que en el corto plazo, lo más fácil - en términos costo beneficio â es extraer recursos no-renovables para la generación de energía. El problema viene en el largo plazo a la hora de pagar los platos rotos a través del medio ambiente, un costo que se pone poco en la balanza.
Debido a esto, para impulsar la generación de energías limpias se tiene que incentivarla (ojo â incentivar no necesariamente significa subsidiar). Para ello se necesita un marco legal y regulatorio específico que otorgue certidumbre jurídica a los inversionistas. Para ilustrar lo anterior, veamos el ejemplo claro de EUA en el mapa de Energía Solar y los puntos de aprovechamiento.
En este mapa se muestran las zonas de mayor potencial en cuanto a energía solar, entre más obscura la zona, mayor el potencial.
Los soles muestran la infraestructura existente para desarrollar este recurso. Al compararlos, podemos ver que existen zonas con muy poco potencial pero mucha infraestructura (noreste principalmente).
Al hacer un acercamiento resulta fácil ver que estas zonas están delimitadas por las fronteras entre Estados. Lo que todo esto quiere decir es que no necesitas tener un potencial excesivo para desarrollar infraestructura, lo que necesitas es un marco legal que la promueva, como lo hacen ciertos Estados en EUA (mismo caso para la industria eólica por cierto).
En nuestro País, gracias a nuestra susceptibilidad a impactos ambientales, el compromiso ambiental previsto en la LGCC también establece reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en 30% para el año 2020.
Transición de recursos no renovables
Es por eso que se busca una transición de los recursos no renovables que generan mayor emisión de CO2 (carbón y gas) hacia las energías limpias (energía eólica, solar, geotérmica, biomasas, nuclear e hidráulica) en cuanto a la generación de electricidad. Sin embargo, esto no significa que tengamos que dejar de producir los recursos no-renovables por completo. Recordemos que el superávit de la renta petrolera representa el 10% del PIB del país y, por otro lado, tenemos que dejar de importar el gas y carbón que tenemos en casa. Lo que esto realmente significa es que tenemos que impulsar formas más sustentables para la generación de electricidad en el país si queremos heredar una nación a nuestros hijos donde se permita ejecutar actividades productivas sin detrimento al medio ambiente.
De hecho, México ha manifestado en diferentes foros internacionales su compromiso con la sustentabilidad, el combate al calentamiento global y al cambio climático. De la misma manera, la actual reforma energética hace mención de una visón energética más sustentable a través de la Ley de Geotermia diciendo que nos encontramos en una de las regiones geográficas con mayor potencial geotérmico del mundo y se establece un marco legal que promueve su aprovechamiento. Definitivamente esto es un buen paso, pero como vimos anteriormente, no necesitamos tener un potencial gigantesco para incentivar la industria.
En general, el contexto global de la Reforma Energética deja otro sabor de boca. Un sabor con pocos incentivos para el resto de las energías renovables, donde se prioriza la actividad petrolera y gasífera por encima de cualquier otro uso del territorio nacional. Es por eso que se espera que en el debate sobre las leyes secundarias se discuta el tema más a fondo, algo que mantiene a los ecologistas nerviosos y a los inversionistas ansiosos.
El tema es mucho más complejo obviamente, existen muchos otros factores involucrados y para un mejor entendimiento recomiendo el estudio exhaustivo del Centro de Investigación para el Desarrollo A.C. (CIDAC) presentado a finales del año pasado. En él se recalca que existe un retraso en las metas de nuestro país en cuanto a energías renovables y que, de acuerdo a sus estimaciones, las metas de la LGCC no serán alcanzadas si el portafolio energético del país no se diversifica de forma más acelerada.
Es por esto que este artículo es un llamado más a buscar una política que promueva el desarrollo de la industria renovable. Un llamado más a promover el desarrollo sustentable de nuestros recursos ahora que nos encontramos en el momento coyuntural para reformar el sector. Las metas ambiciosas de la LGCC provienen de una necesidad, no de una lista de deseos por cumplir. Si no diversificamos lo suficiente y garantizamos una transición energética, estaríamos poniendo demasiados huevos negros (petroleros) en la canasta energética y lo único que empollaremos será un patito
Merlín Cochrán es egresado de ITESM y Harvard Business School. Es un mexicano con varios años de experiencia en la industria energética. Su trayectoria profesional lo ha llevado a trabajar en 7siete países distintos, desde México hasta Arabia Saudita, donde actualmente reside.