La reforma que faltaba
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La Reforma más inesperada, la que no estaba en la mira… vendrá a transformar la administración pública federal, y muy posiblemente a convertirse en un referente obligado para los estados y municipios, a lo que como a la federación también les calará hondo el recorte presupuestal para el 2016, y que deberán por tanto también eficientar sus aparatos burocráticos.
No va a ser fácil, han dicho los subsecretarios de Hacienda, a los que les han encomendado iniciar el ejercicio de una reestructuración a fondo del esquema de gasto actual del gobierno de la República. Habrá resistencias, han advertido los altos funcionarios que saben a detalle cómo se gasta el dinero del erario.
A mediados de esta semana, la Cámara de Diputados, inició una especie de foros de consulta, con nivel internacional, para adentrarse en el tema de lo que se conoce como Presupuesto Base Cero, que significa terminar con las modificaciones inerciales, las de quítale tanto y pásala tal rubro, o súbele un medio por ciento a todo, y cambia esto o aquello - Todo esto son ejemplos – sin crear cambios sustantivos en el patrón de egresos.
La abrupta disminución de los precios internacionales de los hidrocarburos, que en promedio ya rebasan una caída de más del 50 por ciento por tal concepto, han obligado al Gobierno Federal a apretarse el cinturón en pleno vuelo, con un recorte primero para este año de más de 100 mil millones de pesos, y una total apertura para redimensionar el del año entrante conforme al comportamiento más cercano de la factura petrolera.
Ahora, en ese contexto, el Presidente de la República ha propuesto, o más bien instruido, a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a diagnosticar a fondo las fortalezas y debilidades estructurales del Presupuesto en sus modalidades actuales, con el fin de proponer una reestructura a fondo, que nos permita cumplir con las necesidades de operación e inversión a un menor costo, a través de una planeación y ejercicio más eficiente, más transparente, y de mayor impacto en la economía nacional.
No se trata, de acuerdo a lo anunciado, de un programa más de ajuste y austeridad, como aquellos de la época de Miguel De La Madrid, de Carlos Salinas de Gortari, y de Ernesto Zedillo, que se basaban en reducir el gasto corriente eliminando gastos superfluos y congelando temporalmente las plazas vacantes en los organigramas de la administración y descentralizada del ámbito federal.
Aquí estamos hablando de otra cosa. Estamos hablando de una reestructura del presupuesto para empezar desde cero, a través de la valoración de cada programa, de cada acción, de cada estructura del total de las dependencias. Es una tarea que implica, por decirlo de una manera coloquial, de un alto nivel de decisión y valentía, para recortar, y desparecer, así como se oye, desaparecer, lo que se tenga que desaparecer, por no justificarse en la correlación costo- beneficio.
Esta será una gran oportunidad para modernizar y actualizar nuestra gestión pública. Para terminar de una vez por todas con los departamentos y las áreas de apoyo injustificables en la nueva administración pública que debe basarse en uso racional y avanzado de los instrumentos computacionales, que eliminen los puestos laborales innecesarios.
Como dicen los Sub Secretarios de Hacienda, no va a ser fácil. Entre otras cosas, porque en gran parte los diseños de los organigramas de muchas dependencias se fueron distorsionando de su diseño original para dar cabida a amigos y compromisos políticos que no tienen una mayor justificación en los objetivos del área a la que pertenecen.
Vamos a ver aquí la actitud y el compromiso de quienes forman parte del gabinete legal y ampliado del presidente Enrique Peña Nieto, que bien debieran estarse adelantarse al ejercicio de Hacienda, y al que prácticamente ha iniciado la Cámara de Diputados, que no obstante el muy cercano cambio de Legislatura, también ya le ha entrado al tema.
Los Gobiernos Estatales tendrán por necesidad propia que entrarle también a esta tendencia. La disminución en las participaciones que se contemplan en el Presupuesto de Egresos de la Federación, así como los esquemas participables, de ciertos impuestos, habrán de repercutir notoriamente en los ingresos de muchos estados.
Y de igual manera los municipios, que de unos años a la fecha han creado alrededor de los Alcaldes puestos que de acuerdo al peso poblacional y a la capacidad presupuestal, así como a las necesidades reales, vienen a ser un exceso muy costoso para el gasto.
La Reforma al Presupuesto viene. Es la reforma que sin duda faltaba. Y nadie la detiene.