La reforma de los mandantes
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Hace tiempo los informes duraban mucho.
Y eran una danza de millones. No se informaba tanto lo que se había hecho sino lo que se había gastado. Ahora el informe se entrega a los legisladores para su estudio en comisiones. El mandatario presenta ahora una visión panorámica mediática de la actuación de su gobierno.
El ciudadano quiere conocer logros. Le gusta la presentación de las metas y los resultados que se intentaba alcanzar. En seguida, el porcentaje de realizaciones. No le dicen nada cifras aunque sean muy altas, si no se comparan con los objetivos prefijados.
Un buen informe enfoca los acontecimientos relevantes, inquietantes, confusos, dolorosos o esperanzadores que se sucedieron en el transcurso de su gobierno. Es también una respuesta a los cuestionamientos que ha hecho la opinión pública en el tiempo que se revisa.
Se estila ahora el uso de recursos audiovisuales que pueden darle agilidad y plasticidad, amenidad y claridad a la exposición verbal que acompañan. Pasaron los tiempos de los abucheos, las interrupciones, los intentos de réplica inmediata a viva voz. La preferencia parlamentaria es la manta que se levanta a la vista de las lentes televisoras en algún tema especialmente polémico. Los auditorios, ahora depurados y seleccionados, solo alternan el silencio con el aplauso.
Podría la ciudadanía informar acerca de la reforma ciudadana. En el clima predominante de reformas legales es congruente conocer qué cambios se están dando en los gobernados frente a su gobierno. Qué novedades habrá de los que dieron el mandato y ahora cumplirán lo dispuesto por sus representantes. Si en el ciudadano no hay reforma ética, cívica, política, organizativa y relacional puede generarse una oleada de incumplimientos, disimulos, resistencias y protestas.
Las representaciones tendrán que ser más auténticas. Ya es sano que se empiecen a suprimir a quienes no llegaron a una función legislativa por elección popular. El temor ciudadano generalizado de una invasión de capitales voraces que dejen migajas y se lleven rebanadas. Que obtengan la energía dañando el ambiente y perjudicando la tierra. Que causen corrupción y endeudamientos se debe a que ya ha pasado todo eso en países que fueron ricos en materias primas.
¿Podrá informar la ciudadanía cómo se está reformando? Cualquier paso que se dé, si es en verdad hacia adelante, requiere no solo nuevas leyes sino una comunidad renovada que madure en lucidez y sensatez para seguir dando mandatos para el bien de todos