La democracia en Burundi
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Leonardo Valdés Zurita
Por la aplicación de la ley en Guerrero y en todo México
La Republika yu Burundi (en kirundi, la lengua local) ocupa el lugar 180, de 187, según el Informe del Índice de Desarrollo Humano 2014 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. El primero es Noruega con un índice de 0.94, el 187 es Níger con 0.34. El índice de Burundi es de 0.39.
La escolaridad esperada de un niño burundés es de 10.1 años. El promedio de escolaridad observado en 2014, es de 2.7 años. La esperanza de vida, al nacer, es de 54.1 años y el Producto Interno Bruto, por habitante, es de 749 dólares estadounidenses. Los mismos datos para México, son: 12.8; 8.5; 77.5 y 15 mil 854.
Y en Burundi, quieren consolidar su democracia. No es extraño. Desde su independencia, en 1962, la mayor parte del tiempo han vivido en guerra civil; muchas veces provocada por asesinatos políticos y golpes de Estado. Dos etnias, desde la etapa colonial, se han disputado la hegemonía: los Hutu, que ahora son cerca del 85% de la población, y los Tutsi, que son casi el 15%. Muchas de las masacres han tenido un contenido étnico, con un problema muy difícil de resolver. La diferenciación es únicamente física, pues ambos pueblos hablan kirundi.
En 2000, bajo los auspicios de Naciones Unidas, se firmó en Arusha, ciudad del norte de Tanzania, el tratado de Paz y Reconciliación que ha permitido avanzar en la conformación de un incipiente régimen democrático. En 2003 se promulgó una ley de partidos, que obliga a esas organizaciones a incluir en su militancia y en sus órganos de dirección representación multiétnica y de género. En 2005 se aprobó, por referéndum, una Constitución que reconoce los derechos humanos, pugna por la integración étnica y por el establecimiento del pluralismo político. Ese año, se realizó la primera elección legislativa, con el nuevo cuadro legal. Y de manera extraordinaria se mandató al Congreso para elegir al Presidente de la República.
En 2009 se instaló, ya como órgano permanente, la Comisión Electoral Nacional Independiente y se iniciaron los trabajos para las elecciones del año siguiente: en mayo 129 Consejos Comunales (en sendas Comunidades Administrativas); en junio 106 diputados, electos por representación proporcional; en julio el Presidente de la República, electo popularmente y 41 senadores, electos por los Consejos Comunales. El ciclo cerró con la elección de 2 mil 908 cabildos de pueblos y colonias, en septiembre.
Después de las elecciones de mayo, las comunales, empezaron algunos de los problemas que ahora hacen muy complejo el proceso que tendrá sus jornadas de votación de mayo a agosto de 2015. La mayoría de la oposición decidió retirarse de la contienda y el presidente en funciones quedó como candidato único. Algunos de los dirigentes de los partidos de oposición, incluso, salieron exiliados.
Por iniciativa de las Naciones Unidas en marzo de 2013 se acordó una Hoja de Ruta, para propiciar el retorno de los exiliados y su reincorporación a la vida política del país. Ese documento lo aprobaron el gobierno, la CENI, los partidos políticos y los, ahora llamados, actores políticos; que son un conjunto de líderes que han vuelto del exilio. A su regreso, se encontraron con una dificultad: sus partidos han designado nuevos dirigentes.
Un nuevo Código Electoral, promulgado en junio de este año, incluye la figura de candidatos independientes. Pero a los actores políticos no les satisface esa figura, pues mientras se registran no pueden realizar actos de proselitismo. La CENI tiene una ecuación difícil de despejar: está obligada a la legalidad, que la lleva a esperar que los actores políticos se registren como candidatos independientes para poder incluirlos en los trabajos de preparación de la elección; pero esos actores cuestionan la legitimidad de los trabajos. Por otro lado sus antiguos partidos, en la oposición, también expresan críticas.
En resumen, la CENI está rodeada de cocodrilos y debe intentar hacerlos vegetarianos; por lo menos de aquí a septiembre de 2015. En realidad, nada nuevo bajo el sol.
Twitter: @leonardovaldesz