La crisis actual, ¿rebelión en puerta?
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La SCJN dio palo a la solicitud de dos millones de mexicanos, movilizados por Acción Nacional, para someter a consulta un cambio en el modelo de retribución al trabajo en el país. La mayoría de ministros determinó que la propuesta afectaría los gastos del Estado y ello encaja dentro de las causales que la Constitución establece como vetadas para ser sometidas a la libre deliberación y soberana resolución de los ciudadanos. El PAN acató el fallo. La Corte habló, la causa terminó.
Sí, finalizó el litigio jurídico-político, pero lamentablemente permanece el conflicto socio-económico. En los mismos días en los que los más altos jueces de la nación se devanaban los sesos en el estudio del salario, se conocieron cifras sobre la economía que no son para alegrar a nadie.
El esperado crecimiento del PIB será desilusionante en este año y las expectativas de un veloz repunte en 2015 comienzan a desvanecerse por los escenarios depresivos en la industria petrolera internacional así como por la desconfianza que despertaron los casos de Tlatlaya e Iguala.
El caso es que la apuesta del gobierno para detonar crecimiento, sustentada en inversiones extranjeras y en proyectos de infraestructura comienza a plantear dudas. La opción de la reactivación vía el mercado interno, dando mayor poder adquisitivo a los asalariados sufrió un duro golpe.
El escenario para los próximos años es inquietante, porque la única variable firme para la estimulación económica será el gasto público.
De acuerdo a los datos sobre el futuro del precio del petróleo, lo que se debería hacer es adelgazar los presupuestos públicos y bajar los impuestos. Pero no se hará porque el año próximo es electoral y gobiernos y partidos quieren tener las arcas llenas.
Lo único seguro es que se hartarán de metálico los contratistas y concesionarios, los intermediarios de las políticas populistas y por supuesto, los funcionarios públicos que resulten electos. Otra vuelta de tuerca en la concentración del ingreso.
Algunos dirán que es mejor derramar dinero entre las masas, para sofocar la rebelión social que los radicales impulsan a partir de los hechos en Guerrero. A mi juicio será inútil y agravará la situación. La miseria y la pobreza que campea en el país, la falta de oportunidades, precursores del imperio de la delincuencia y su barbarie son el resultado de la destrucción de la economía durante los gobiernos irresponsables del PRI. El regreso de esa política tal vez podrá darles la ansiada hegemonía que tanto buscan en las próximas elecciones, pero será como los pasteles que María Antonieta sugería repartir entre los revolucionarios franceses.
@LF_BravoMena