Feria y feria
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En Saltillo siempre ha habido dinero para esto o para lo otro, pero no para esto y para lo otro.
Los romanos gozaban al mismo tiempo pan y circo, pero es que Roma era Umbilicum orbi, el ombligo del mundo, y sus habitantes podían darse el doble lujo de comer y de mirar cómo los leones comían. No necesitaban decir aquello de Primero comer y luego ser cristianos, porque ellos no eran cristianos, y en cambio podían comer y divertirse. Las dos cositas, como decía el Oaxaquita, músico callejero, cuando le preguntaban qué quería, si desayunar o almorzar.
Los saltillenses, por el contrario, hemos debido escoger siempre entre el pan y el circo. Por eso cuando cada año, puntual, llegaba el Circo Beas todos dejaban de comprar pan, o compraban menos, para poder ir por lo menos a una función, aunque fuera en gayola o gallopa, que ambos nombres recibían las localidades más baratas, tanto en el cine âahí los boletos de alta eran para la clase bajaâcomo en el circo. A diferencia de lo que podría pensarse, el nombre gayola viene de prosapia ilustre. Hasta el diccionario de doña Academia lo registra: GAYOLA: En Andalucía, especie de choza sobre palos o árboles, para los guardas de viñas. Por irónico, afortunado símil, el nombre pasó a significar entre nosotros lo que todavía significa).
Aunque fuera a gayola, pero nadie dejaba de ir al Circo Beas. Su atractivo mayor eran los trapecistas que se presentaban con el extravagante y originalísimo nombre de Los Hermanos Esqueda. Otros mejores acróbatas jamás he vuelto a ver, ni en las películas. Para los hermanos Esqueda el triple salto mortal era una cosa de rutina, que hacían mientras pensaban en lo que cenarían al terminar el acto, o en el acto que iban a hacer cuando acabaran de cenar. Un detalle de mucho fuste voy a añadir que aumentará la gloria y la grandeza de los hermanos Esqueda, trapecistas. Todos eran turnios, estrábicos, trascorneados, bisojos, trasojados o estrabones. Vale decir âcon el mayor respetoâbizcos. La gente no se explicaba cómo caían siempre en el trapecio que sí era y no el que no era. En mi imaginación, que no ha dejado de ser niña, la imagen prototípica de un acróbata circense es un trapecista bizco. Me decepcioné mucho cuando fui a ver la película Trapecio y ni Burt Lancaster ni Tony Curtis eran bizcos.
Digo todo lo anterior porque ahora que hubo feria los panaderos que aún quedan seguramente vendieron menos pan. La feria es siempre feria, aunque no tenga parecido alguno con las del pasado. Claro, cada uno habla de la feria según le va en ella, pero entiendo que las ferias deben ser de una u otra manera el reflejo de lo que las ciudades son, comenzando por su mismo nombre: Feria de la Uva, Feria del Algodón, Feria de la Manzana. Ciertamente ya no es la feria lo que fue antes. Pero ¿acaso hay algo âo alguienâ que sea lo que fue antes?
Todos deseamos que la feria haya tenido éxito: es un festejo comunitario del cual no se puede prescindir. Esperamos que en alguna forma la feria diga a propios y extraños lo que somos. Y otra cosa: debe rendir beneficios a la comunidad. Que así sea.Armando Fuentes Aguirre