Ese viejo y útil lápiz
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Investigaciones aplicadas en universidades de Estados Unidos en relación a la calidad de aprendizaje de los estudiantes, han arrojado que el empleo de la laptop para tomar apuntes da como resultado bajo rendimiento en comparación con los que toman apuntes a mano.
Cada vez resulta más frecuente que no solo estudiantes, sino personas de distintas profesiones y de cualquier nivel social o económico prefieren tomar fotografías de indicaciones con los celulares. De este modo, se empieza a volver costumbre encontrar a padres de familia, empleados, funcionarios, que en lugar de tomar nota copiando indicaciones, ya en salones de clase u oficinas, optan por lo más cómodo que en ese momento resulta: tomar la fotografía. O a profesionistas o estudiantes con el celular en mano, para copiar las diapositivas de un trabajo presentado en Power Point.
Según una revista, las investigaciones hechas en la Universidad de Princeton y de California, en Los Ángeles, presentadas en el periódico The Washington Post, señalan que los jóvenes registran menos rendimiento cuando se apoyan en las computadoras para tomar información. La mano, se añade en el artículo, tiene una relación excepcional con el cerebro cuando se trata de formular pensamientos e ideas.
La forma en que la tecnología ha venido a invadir prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana, con los beneficios que de ello se pueda lograr, empieza a permear en nuestra manera de acceder al mundo, de comprenderlo y, por supuesto, de habitarlo.
Está fuera de duda que el nivel de comodidad en que la tecnología instala al hombre moderno pesa mucho más en la balanza a la hora de poner manos a la obra en muchos de los escenarios en que debemos conducirnos. Son muchísimas las facilidades que permite la tecnología, que ni siquiera se llegarían a imaginar hasta hace incluso unos pocos años: conocimiento de otras culturas, su arquitectura, su arte, ciencia, historia; observación del universo; predicción del clima y de los cambios meteorológicos; todo esto, tan solo con pulsar unas pocas teclas de la computadora.
¿Cómo lograr el equilibrio entre el manejo adecuado de las tecnologías evitando el abuso? Cada uno a su manera ha de responder a esta cuestión, pero la cantidad de ofertas de artilugios que se nos presentan ante los ojos hace declinar a ratos cualesquier esfuerzos de hacer las cosas tratando de aprender y tratando de innovar dejando los artefactos de lado. Todo se viene encima, cual una avalancha, y el resultado, más todavía para quienes están de lleno inmersos en ella, es desastroso cuando se percatan del grado de saturación que provoca y la escasa comprensión de fenómenos o acontecimientos.
Para el individuo común que utiliza las tecnologías sin aplicarse demasiado en generar él mismo contenidos o generar la búsqueda de descubrimientos, puede resultar inconcebible cómo evolucionaron los sistemas de comunicación o transportes. Cómo tardaron en evolucionar. Cómo un ingente número de inventores se concentraban días, semanas, meses, años, en obtener resultados que cambiarían para siempre la concepción del mundo. Hoy pareciera que la transformación es inmediata y apenas platicamos de algo, cuando ya existe una nueva aplicación o un hallazgo fuera de toda proporción (hasta ese instante).
El autor del artículo de The Washington Post, Fred Barbash, apuntaba que sería difícil que los adolescentes y jóvenes deseen abandonar las laptops, así que ofrecía como solución lo que los expertos aconsejan: escribir a mano en ellas, gracias a una aplicación especial.
Quizá sea el momento de preguntarnos qué es lo que estamos dispuestos a dejar, como hombres de esta era que nos tocó vivir, por elegir vivir cómodamente instalados en una zona de confort.
O qué estamos dispuestos a sacrificar para poder actuar en nuestro entorno y emplear las tecnologías de manera que se favorezca de mejor modo nuestro vivir cotidiano y el de quienes nos rodean.