Entre Videgaray, Guajardo y Derbez
COMPARTIR
TEMAS
Cada día tenemos la oportunidad de encontrar conocimiento y también, por qué no, de compartir el propio. Pero hay días que contienen experiencias tan variadas y potentes que parecieran una semana completa. Lo que les compartiré parecerá una bitácora de actividades discordantes, aunque ciertamente la mayoría de ellas estaban conectadas.
El jueves y viernes pasado fui testigo en la ciudad de México de declaraciones de los titulares de las secretarías de hacienda y economía en el marco de la Convención Nacional de Industriales de la Canacintra. También atestigüé la alocución del Presidente de la República luego de que Rodrigo Alpizar, líder de esta cámara de industriales, le dijera que en el gobierno federal aún existían inercias y círculos viciosos.
En paralelo visité dos veces la siempre bella ciudad de Puebla, la primera vez para compartir alimentos y reflexiones con el agudo canciller del gobierno foxista Luis Ernesto Derbez, la segunda para ofrecer una charla a un grupo de empresarios poblanos sobre el Pacto Mundial y los nuevos alcances de la responsabilidad social empresarial que implica esta iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, (ONUDI).
Luis Ernesto Derbez es un avezado conocedor de la política internacional, y ahora como rector de la Universidad de las Américas de Puebla ha impuesto su experiencia en la manera de ser de dicha universidad que por cierto me sorprendió con la calidad de la organización del Premio Juvenil de Innovación en Ciencias y Tecnologías del Manejo de Residuos, que convocó a jóvenes preparatorianos, premio del cual fui jurado. Durante la comida, previa a la realización del concurso, hablamos de que hay de pilotos a pilotos. Como el copiloto que causó el reciente estrellamiento de una aeronave de Lufthansa, o los pilotos que llevan el vuelo de las naciones, y que en ambos casos habría que tener de inicio una sana desconfianza; aunque no es lo mismo estrellar un avión, que estrellar un país.
Ya antes, por la mañana de ese jueves, escuché al titular de la Secretaría de Economía hablar de manera consistente sobre algunos temas macroeconómicos. A grandes rasgos hizo una relatoría de las políticas de comercio internacional que ha tenido México en las últimas décadas desde el proteccionismo de las ramas industriales mexicanas en los años setenta, hasta su incorporación al GATT y más adelante al TLC.
Argumentó que en todo ese tiempo el crecimiento económico no incorporó a las cadenas de valor para poder impactar positivamente la economía de todas las regiones del país. Compartió que el 4 por ciento del territorio mexicano era responsable del 60 por ciento de las exportaciones y de ese porcentaje, sólo el 4% correspondía a la región sureste de México. Y yo me pregunto, ¿cómo evitar la disparidad de las regiones económicas si no hay homogeneidad en el contexto educativo, en la salud y en los derechos humanos?
Guajardo Villarreal comparó a las regiones de nuevo al hablar de la economía informal. Dijo que mientras en el norte estaba el 39 por ciento de la informalidad, en el resto existía el 65% de los empleos informales del país. Vuelvo a preguntarme, ¿qué acciones van a proponer federalmente para que no haya regiones de primera, de segunda y de tercera? Igualar el terreno de juego dentro del país para que los mexicanos puedan competir internacionalmente fue la premisa con la que Guajardo concluyó sus comentarios.
Por la noche, en un ambiente casual, Luis Videgaray, secretario de Hacienda, externó que el gobierno debe allanar el camino de las empresas para que logren ser productivas. Dijo que apenas la semana pasada en el Senado se había aprobado una ley para fomentar la productividad y competitividad de la economía nacional, y que así la política industrial regresaba a México como una política fundamental, permanente y no basada en función a ocurrencias, para entonces permitir generar planes en horizontes de 20 años.
Comentó también que habrá un Comité Nacional de Productividad integrado por representantes del sector privado, de la academia y del gobierno federal que definirá estrategias transversales, sectores prioritarios y políticas públicas. No podemos ser el país del 2.4 por ciento (dijo refiriéndose al crecimiento del PIB), tenemos que tener disciplina de rumbo.
Con lo anterior me hago otras preguntas: ¿logrará reindustrializarse el país con una nueva óptica de productividad? ¿Se traspasará la frontera del 2.4 por ciento del crecimiento anual del PIB? ¿Seguiremos esperando el milagro mexicano haciéndole compañía al Nobel Paul Krugman?