El cuadro derechito
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En mi mente se quedaron un par de imágenes cuando el presidente Enrique Peña Nieto nombró como responsable de la Secretaría de la Función Pública a Virgilio Andrade. La primera, una fotografía del momento de la designación que mostraba al investigado y al investigador mirándose y sonriendo con cierta complicidad, un instante entre miles de aquella tarde; la segunda, Virgilio Andrade despachando en su oficina con la fotografía oficial del presidente justo arriba de su cabeza. El nombramiento me indignó, otros lo trataron como un insulto, y otros con la sangre más ligera, les pareció una pésima broma. Sin embargo, entre todas las reacciones, nadie creyó que esa figura de ornamento funcionara para algo. Se le había ordenado investigar un supuesto conflicto de intereses entre el presidente y la primera dama y la empresa Higa, responsable de haberles vendido una propiedad, que hoy en día todo México conoce como la Casa blanca, también tenía que investigar la venta que la misma empresa le hizo al Secretario de Hacienda Luis Videgaray en Malinalco.
Ayer el periodista Rolando Herrera nos recordó para que ha servido esta ridícula figura, con 50 días en el cargo y con un salario de 205 mil 122 peos de percepciones brutas al mes, no ha hecho absolutamente nada. Lo apunta de manera clara Herrera en una línea Ninguna de las tareas a las que se comprometió el día que el Presidente Enrique Peña le tomó protesta se ha cumplido, no hay nada más que agregar, casi dos meses de trabajo totalmente en ceros - trabajo inédito y único que sólo puede ejercerse cuando tu jefe no espera nada de ti-.
El 9 de febrero, recién estrenado en el cargo Virgilio Andrade, el politólogo y columnista Jesús Silva-Herzog Márquez hacía tres preguntas ¿Qué confianza puede generar una investigación a cargo de un subalterno? ¿Cómo es posible que un funcionario acepte investigar a un amigo suyo? ¿Cree el equipo presidencial que la ciudadanía puede recuperar confianza a partir de lo que diga el subordinado?, 50 días después podemos contestar las preguntas en el mismo orden en el que fueron escritas: 1- No ha generado ni va a generar confianza porque no hay ni siquiera una investigación, 2- Aceptó porque no hay tal investigación, 3- No ha dicho nada el subordinado. En aquella columna Silva-Herzog Márquez consideraba el nombramiento como un insulto, resultó peor.
El gobierno le apuesta a las simulaciones, a la creación de investigaciones llenas de hojas blancas, a amigos que ni siquiera pretenden fingir que están trabajando. La nota publicada el día de ayer cierra con un apunte periodístico común, sin embargo en este reportaje toma relevancia Consultada por REFORMA sobre el tema, la SFP rechazó emitir un pronunciamiento, ni siquiera eso pudieron hacer, no pudieron contestar un teléfono, negar la información o debatir lo publicado. La estrategia de la nada, el olvido como modus operandi para la resolución de un conflicto de intereses. Hoy ya son 51 días y Virgilio sigue llegando a la misma oficina, cuidando que el cuadro del presidente se mantenga derechito.