El bastón de mando
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Cómo hacen falta en estos tiempos líderes políticos con probidad moral. Siempre ocurre que cuando se está al final de una gestión municipal en la que un munícipe enfrenta el dilema de tener que entregar resultados de su gestión administrativa a un munícipe electo que proviene de otro partido político, hay una ausencia en el cumplimiento de sus responsabilidades a las que abandona, mismas que deberían terminar cumpliéndose correctamente hasta el último día de su período como funcionario de elección popular.
Pareciera que este tipo de munícipes resentidos hacen todo lo posible para no hacer nada. Eso desanima a los ciudadanos que no tenemos culpa sobre el escaso nivel ético de alcaldes o alcaldesas que al no ver cumplidas sus expectativas políticas olvidan el deber serde su cargo y el honor intrínseco de encabezar una presidencia municipal.
En el marco del pensamiento relacional existen otros líderes que ejercen la política comunitaria desde la perspectiva de una gobernanza activa e incluyente en donde lo simbólico cuenta porque es parte de una mística ancestral arraigada como sucedeen las comunidades originarias en donde sus dirigentes deben tener un amplio sentido de la responsabilidad y cuidar el cumplimiento absoluto de sus obligaciones desde el primer día hasta el último de su gestión.
Un liderazgo en base a la probidad moral se observa en los tarahumaras, en los mixtecos y en general en comunidades de la Mesoamérica mexicana, como es el caso de las tlaxcaltecas en las que los usos y costumbres tienen un gran valor.
Precisamente en Tizatlán, actual municipio del estado de Tlaxcala y que fuera uno de los cuatro señoríos que formaban la República de Tlaxcallan a la llegada de los españoles; se siguen elaborando tallados a mano bellos bastones de mando y aunque los adquieren turistas, aún siguen teniendo una función sustantiva a quien se entrega, como un símbolo de autoridad moral ante los suyos.
También se obsequian bastones de mando para distinguir a personas relevantes en comunidades mestizas de origen indígena como en el municipio de Hualahuises Nuevo León, (antes San Cristóbal de los Gualagüises), pueblo fundado por tlaxcaltecas con el apoyo del Capitán Martín de Zavala en el año de 1646.
Pero en relación a la significación del liderazgo político y de lo simbólico, algo que ofrece información valiosa es lo que acontece año con año, cada primero de enero en la comunidad mixteca con la entrega de la Vara de Mando. El profesor Francisco Javier Pérez Meléndez compartió un fragmento de una conferencia presentada por el doctor Ignacio Ortiz Castro, en el Centro Universitario de la ciudad de Oaxaca en septiembre de 2008, conferencia en la que describe la esencia de la entrega mencionada.
Cuando se deposita en las manos de la autoridad en turno de esta comunidad se le dice:
Recibe la Vara de Mando y grábate en tu cara y en tu corazón, que esta Vara será tu cabeza, será tu ser, él será quien te lleve por delante, en ella creerás. Ella es el símbolo del permiso dado por el pueblo para conducirlo.
Que no se meta, ni en tu cara ni en tu corazón que tú eres superior. Sé humilde, no cambies tu forma de sentir, de pensar ni de actuar, porque ya la tienes en tus manos. No empieces a creer en tu persona, que tú decides todo.
¡No pierdas el respeto del pueblo!
Si tú como autoridad te comportas mal, el pueblo te pedirá cuentas por no haber actuado con la rectitud que esta Vara representa, y el pueblo podrá retirártela si no sabes sostenerla en tus manos con dignidad y respeto.
Los ciudadanos tenemos el derecho de tener autoridades que respondan sin corrupción a sus obligaciones. Queremos líderes que sean eficientes, humildes, y respetables. La figura simbólica del bastón de mando debería ser un referente obligado para quienes pretenden ocupar puestos de elección popular para que dimensionen el tema de la rectitud.
¿Cuántas varas o bastones de mando tendrían que retirárseles a munícipes mexicanos incumplidos, si es que los recibieran al inicio de su gestión?
Los ciudadanos tenemos el derecho de tener autoridades que respondan sin corrupción a sus obligaciones