Eduardo Galeano
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Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. E.G.
En sus escritos deja el legado de su forma de pensar, la coherencia que lo unía a la acción. La muerte de Eduardo Galeano abre un enorme hueco en la vida literaria de América Latina, y nos priva de un ser humano comprometido con la causa social y preocupado íntimamente por el ser humano en su condición más vulnerable y por una Naturaleza cada vez más maltratada.
De joven, su primer trabajo que llevaba ya propósito de índole política fue en el semanal del partido socialista El Sol. Se desempeñaría como periodista, medio en el cual se hace patente la brecha entre los que todo lo tienen y los que lo carecen de todo, en una desigualdad que duele pero que también debe conducir a la acción.
Y a ella volcó Galeano sus reflexiones. Una acción que propugnaba hacia el compromiso de ser solidario con el que tenemos frente a nosotros. Decía: La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo. Esa misma solidaridad, que desde una perspectiva de humildad, cualquiera de nosotros hemos de necesitar en muchos momentos de la vida.
Otra de las preocupaciones del pensamiento de Galeano era el consumismo que nos devora. Crítico, ácido, iba directo al grano al dejar en claro las consecuencias de transitar por estilos de vida instalados en la comodidad y sordos ante los clamores sociales, ante las necesidades de los menos favorecidos por la fortuna. Lo establecía de manera espléndida con este pensamiento: En un mundo de plástico y ruido, prefiero el silencio y el barro. Ahí, privilegiar todo lo que conlleve a la reflexión, los momentos que nos instalan en el cultivo del pensamiento, evitando aquello que únicamente lleva a la confusión y a un consumismo irrefrenable.
¿Cómo podemos vivir tranquilamente en la opulencia cuando uno solo de nuestros congéneres vive en la pobreza, en la miseria?, nos parecía decir Galeano apoyando con ello a pensadores universales.
Cada día tiene su propio afán. Cada día, su propia historia, apunta Galeano. Y esas historias somos cada uno de nosotros, subraya el escritor. Historias que cada día duermen tranquilas sobre la almohada o historias que al final del camino se construyeron en base al pillaje, a la desmesura, o, trágicamente, a la indiferencia.
Yo creo que el pensamiento de Galeano tiene eso: volver la cabeza y reflexionar en nuestra propia posición frente a la vida, a la vida cotidiana que cada día lleva en sí misma un reto, un compromiso con los demás y con el planeta que tenemos como hogar y con el cual debemos estar agradecidos por constituirse en eso, en un hogar, no en el simple lugar en el que por casualidad estamos.
Si como dice Galeano, el código moral del milenio no condena la injusticia, sino el fracaso, es porque no se dio la lucha para que las injusticias no existieran. No se libró la batalla, cada uno desde su trinchera, para que cualquier tipo de injusticia quede desterrada de nuestro medio.
Para el uruguayo, pese al conocimiento profundo del egoísmo que priva en las sociedades, queda de cualquier modo una esperanza. Esperanza a la que asirse, pues sin ella ¿qué vale la pena? Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.
Con todo lo que ello implica la palabra mañana: futuro, promesa, y, justamente, esperanza.
Feria del libro
El entrañable recuerdo de su presencia, ineludible y altamente deseable en esta Feria dedicada a Uruguay.
Límites de velocidad
La decisión de poner un alto a los conductores que violentaban con su velocidad las calles de Saltillo era ya impostergable. Las tragedias a causa de altas velocidades estaban a la vista de todos. Muchas consideraciones entran a la hora de evaluar los tiempos y las formas de poner en marcha los lineamientos para obligar a los conductores a reducir la velocidad, pero resulta indispensable que no se pierda de vista el motivo por el cual se toma la medida: la vida.
Sobre los tiempos y las formas, hay que trabajar: como colocar patrullas en puntos clave tipo carrusel. Aunque no sea el clima el que lo motive, sean ellas las que por un tiempo condicionen la velocidad, sobre todo para aquellos que siendo foráneos de pronto se topan con disposiciones que no conocían. También son necesarios, por supuesto, más señalamientos sobre el límite de velocidad permitido.