Cuentan y cuestan
COMPARTIR
TEMAS
El Ochenta y cinco por ciento o más de los electores de Nuevo León no votarán por Ivonne Álvarez, candidata a la gubernatura de Nuevo León. Es casi una certeza total.
Es muy probable que el día 7 de junio, solo vote 50-55 por ciento de los electores. Los demás, verán el futbol. (A la gente no le gusta salir a votar para perder)
Ante una abundancia de candidatos compitiendo por el voto anti-PRI, todo es posible. El llamado voto duro y/o acarreado del PRI pudiera asegurarle a Ivonne un 30 por ciento de los votos efectivos, ¡y eso podría ser suficiente para ganar!
Felipe Cantú, Jaime Rodríguez El Bronco, Fernando Elizondo y El Chema Elizondo, podrían aparecer repartiéndose dos veintes por cientos y dos dieces y fracción. Estos números fríos, son el plan del PRI, el favorito, aún con el repudio que ha generado un gobierno ensoberbecido.
El 30 del 50 es el 15 por ciento. Uno de cada siete votantes a favor de Ivonne puede asegurar que haya quien le cuide las espaldas al gobernador Rodrigo Medina y su despilfarrado gobierno estatal. Los otros seis de cada siete, o sea casi el 85 por ciento tendrían que sufrir, contra su voluntad, una primera gobernadora grupera.
Lo que ayuda a que este nada imposible escenario no se convierta en triste realidad para el otrora orgulloso Nuevo Reyno de León, es precisamente en que una vocecita interna de la aspirante a gobernadora le aconsejó no ir al debate organizado en el Tecnológico de Monterrey.
El rechazo del debate tiene una doble interpretación. Por una parte, indica que la priísta prefiere pagar el precio de la crítica por no participar, que pagar por exhibir su falta de preparación, en vivo y a todo color, ante los adversarios.
La segunda interpretación es que a su equipo de campaña no le interesa buscar votos. No quieren mandarla debatir porque están ciertos que hay riesgos y que puede resultar en un desgaste inútil; ellos prefieren creer que su ojiverde ya ganó, ya la hizo; y todos ellos se concentran en pulir las estrategias acarreadoras del día D.
Recordemos que competimos (los que no estamos en el PRI, o con el PRI) contra un aparato, no contra una candidata. Este argumento lo expuse la semana pasada. Ivonne no cuenta. Cuenta su aparato generador de votos a través de promesas, lonches, pases, boletos, credenciales con descuento o cualquier otra cosa con algo de valor. Bajo la lógica priísta, las elecciones no se ganan, se compran.
Para ellos no es una competencia de votantes o entre ciudadanos, sino una competencia entre mercaderes de votos.
He descrito un escenario que puede parecer fatalista. Sin embargo, por algún lado leí que los pueblos no se suicidan y Nuevo León ciertamente no es uno de esos. Como que algo de orgullo de ser del norte, aún nos queda.
El escenario fatalista tiene su antídoto. Si en vez de salir a votar el 50 por ciento de los electores, sale a votar un 10 por ciento extra, para completar un 60 por ciento de participación ciudadana, las cosas cambian radicalmente. De este 10 por ciento extra, que generalmente se queda en su casa, surge una esperanza sorpresiva.
El panorama cambia súbitamente. Uno de los candidatos actualmente en los 20 por ciento crece hasta alcanzar el 35 por ciento plus; o inclusive puede crecer hasta un 42 por ciento como el caso Fox, elección en la que participé en el ojo del huracán.
El rechazo al debate no tiene excusa, pero tiene impacto en las cuentas finales. Los errores cuentan y cuestan.
A López Obrador le hubiera gustado regresar el tiempo y hacerse presente en el debate que rehuyó. Los 250 mil votos por los que perdió fueron fracciones de uno por ciento.
Para Ivonne, haber tirado un uno o dos por ciento puede que no haya sido importante. A AMLO le costó y le pesó. Tratar con desprecio al electorado puede motivar a votar a quienes solo votan cuando huelen debilidad y sangre priísta en el coso electoral. Sin darse cuenta, Ivonne pudo despertar al leviatán ciudadano que voltea elecciones.
javierlivas@prodigy.net.mx