Allá en el rancho grande y La Sandunga
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Por Gerardo Herrera
La popular canción mexicana Allá en el rancho grande representa una obra musical de enorme trascendencia, ya que fue la primera que apareció en los albores del cine sonoro en nuestro país.
Esta canción campirana pertenece a un artista que nace en Tacubaya, en la capital de México, Juan Díaz del Moral, y cuya obra, lamentablemente, nunca ha sido reconocida con la magnitud y proporción que justamente merece. De este compositor podemos también citar la no menos importante y bella canción: La Sandunga, misma que irónicamente es de las más representativas del istmo de México, sin pertenecer a esa parte de nuestra geografía nacional.
Este compositor mexicano estuvo exiliado en Laredo, Texas, durante un tiempo, en la década de los treinta, debido a las fuertes críticas que hacía del gobierno en sus obras de teatro de revista.
También se desempeñó como periodista de espectáculos, y se especializó en escribir obras para cómicos como el Panzón Soto, Mario Moreno Reyes Cantinflas y José Medel.
Del Moral compone Allá en el rancho grande en coautoría musical con Emilio de Uranga, autor, entre otras bellas obras del cancionero popular, de la también importante canción vernácula La negra noche.
Inicialmente, Allá en el rancho grande fue escrita para una obra de teatro, sin embargo, la importancia de dicha obra musical radica en que es una de las canciones populares que le dieron rumbo y cimiento al desarrollo de nuestra música mexicana, principalmente del cine nacional, y que en forma magistral el maestro zacatecano Manuel M. Ponce retomó como significativas de nuestro rico cancionero popular.
Allá en el rancho grande Allá en el rancho grande, allá donde vivía,
había una rancherita,
que alegre me decía,
que alegre me decía:
Te voy a hacer tu camisa como la que usa un ranchero, con el cuello a media espalda y las mangas hasta el suelo. Allá en el rancho grande, allá donde vivía,
había una rancherita,
que alegre me decía,
que alegre me decía:
Te voy a hacer tus calzones como los que usa un ranchero te los comienzo de lana (¿y luego?)
y te los acabo de cuero. Allá en el rancho grande... El gusto de las rancheras (¿cuál es?)
es usar su buen calzado, y ponérselo el domingo
cuando bajan al poblado. Allá en el rancho grande... El gusto de los rancheros (¿cuál es?)
es tener su buen caballo, (¿y luego?)
apretarle bien la silla y correrlo por el llano. Allá en el rancho grande... El gusto de las rancheras es tener su buen comal, echar unas gordas largas y gritarle al gavilán.
Allá en el rancho grande... El gusto de las rancheras (¿cuál es?)
es bajar al agua al pozo (¿y luego?)
a platicar con el novio y estar mordiendo el rebozo. Allá en el rancho grande... Me enamoré de un ranchero por ver si me daba elotes, pero el ingrato ranchero no me daba más que azotes. Allá en el rancho grande... El gusto de las rancheras, (¿cuál es?)
es comprarse un buen chomite, y sentarse por las tardes con su cazuela de esquite.
La Sandunga
Ay, Sandunga, Sandunga mamá por Dios, Sandunga no seas ingrata mamá de mi corazón,
Antenoche fui a tu casa tres golpes le di al candado, tú no sirves para amores tienes el sueño pesado. Mi Sandunga, Sandunga mamá por Dios, Sandunga no seas ingrata mamá de mi corazón.
Me ofreciste acompañarme desde la iglesia a mi choza, pero como no llegabas tuve que venirme sola. Ay, Sandunga, Sandunga mamá por Dios, Sandunga no seas ingrata mamá de mi corazón.
Abrías el palo de agua
me estaba bañando ayer, pasaste por las orillas y no me quiste ver. Ay, Sandunga, Sandunga mamá por Dios, Sandunga no seas ingrata mamá de mi corazón.
Por Gerardo Herrera