50 años
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Lectores, mañana 1 de marzo cumplo cincuenta años. Eso es todo
El cuento siguiente, usted si sigue para mi fortuna estos textos, ya lo conoce: soy viejo. Siempre quise ser viejo y así, pálidamente, parecerme a mi padre, José Cedillo Rivera. Recuerdo a mi padre siempre elegante, guapo, bien vestido âera sastre de oficioâ, con sus rulos cenicientos echados hacia atrás, siempre engominado; pitillo en los labios y mano afilada. Su rostro surcado por arrugas gruesas, varoniles, como la corteza de un árbol centenario. Mi padre era viejo. Siempre lo vi viejo y venoso. Oliendo a tabaco y lavanda fresca. Siempre he querido parecerme a él. Nunca lo he logrado.
Y como mi padre era viejo, mañana día primero de marzo lector, y hoy sí de verdad, cumplo 50 años. ES la única vez que los cumpliré. No habrá otra ocasión. Soy viejo y al parecer, tengo un atisbo de felicidad. Perdonadme entonces el mentirle a usted los últimos cinco o seis años en este generoso espacio de VANGUARDIA al publicar de mi cumpleaños número 50. No. Hoy sí y en honor a la verdad, tengo 50 años. Ya ve, ya le volví a mentir. Mañana si Dios quiere, cumplo 50 años.
Toda mi vida o la mayor parte de ella he dado tumbos. Para fortuna o desgracia, es lo mismo hoy: los sigo dando. No se me ha dado tener un buen trabajito, un cochecito, una mujercita, unos hijitos y pagar eternamente mi casita y así, ser gente normal, feliz y socialmente aceptado. Pues no, no se me ha dado no obstante la edad la cual cargo. Por ello hoy valoro, como siempre, cuando mis amigos de ruta me entienden y respetan mi esencia. Un mensaje el cual grabé en mi memoria al inicio de este año, fueron las palabras vía SMS del poderoso diputado local, José María Fraustro, Súper Chemota. Éste deletreó: Que 2015 sea para ti y tu familia un gran año y que aparezcan varias musas en tu horizonte.
¡Ah! Por eso Súper Chemota está donde está siempre: en los cuernos de la luna de la responsabilidad política estatal o nacional. Sensible, es de los amigos los cuales me conocen al dedillo. Arribo a mis 50 años de vida, buen diputado Fraustro, con su voz profética: con dos musas acompañando mis pasos. Una, regiomontana, de la cual he publicado varias cosas aquí. Los episodios un tanto eróticos de mi cenicienta, los cuales dice el académico Martín Martínez Avalos, son más entretenidos a mis exégesis de política. Le creo. Otra, saltillense. ¿Es malo esto? No lo sé, es cosa de juzgar por los integrantes de la Liga de la Decencia, Buenas Maneras y Vela Perpetua; no para mí ni por mí.
Esquina-bajan
Soy viejo. Tres sobrinas, las cuales son bellas y desordenadas, cuando hay reunión familiar y este escritor pronuncia su frase de, ahora cuando sea grande voy a viajar a, voy a ir a ellas, luego de cruzar miradas cómplices, se desternillan de risa y me dicen, Ay tío, usted ya es grande, y Ana Victoria Sánchez, Blanca E. Peña y Ana Laura Peña vuelven a soltar la risotada y se doblan de risa. Pues sí, ya soy viejo niñas, pero no puedo dejar de espetarlo: Ahora cuando sea grande voy a viajar a.
Soy hijo de los años 60 del siglo pasado, por lo cual fui formado por las conspiraciones imperialistas y comunistas de esos años; las crisis recurrentes de los 80 y luego, mi periodo volátil, de andar de vago en todo el país en la década de los años 90. Usted lo sabe lector, regresé a mi pueblo, Saltillo, iniciando milenio, en las lunas del 2000 y es cosa de no haberme movido. Visitas intermitentes por trabajo o placer a diferentes ciudades y Estados, pero mis huesos ya viejos siguen aquí, ciudad a la cual detesto y amo por igual. No hay contradicción.
La tristeza, la maldita melancolía la tengo controlada. No ha crecido ni se ha soltado la fiera carnicera. Mis vicios siguen siendo los mismos: leer, viajar, beber. 50 años después de haber nacido, me dice mi hermana María Cervandina, igual, doblada de risa, me parezco en varias cosas a mi padre. Una de ellas: los pantalones los calzo lo más arriba de la cintura posible. Ja, le creo. Nunca me ha gustado traerlos arrastrando. Caray, soy viejo.
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Lectores, mañana 1 de marzo cumplo cincuenta años. Eso es todo.