‘Volaron techos’: ventarrón dejó graves afectaciones a tejabanes de Saltillo
Bajo una capa de polvo amanecieron cientos de saltillenses que habitan el sector 5, en lo más alto de la colonia Morelos.
VANGUARDIA realizó un recorrido por las estrechas e improvisadas calles. La escena se repetirá cada tres casas: hombres arriba de las casas, clavando las lonas que cubren los techos de lámina. Unos estiran, mientras otro clavaba.
“Amanecimos con una capa de polvo porque se nos metió todo, en la noche”, dijo una mujer que andaba de casa en casa en busca de clavos para reconstruir su hogar. “Se nos levantó el techo”, platicó mientras nos guiaba a su casa.
Durante toda la tarde del domingo, hubo viento, pero fue a las 23:00 horas que “se desató”. De lo alto de la sierra de Zapalinamé bajó con una fuerza que alcanzó los 90 kilómetros por hora, según los reportes de Protección Civil del Estado.
Los habitantes del sector 5 de Morelos fueron los primeros en recibir este golpe. La luz se fue y quedaron en penumbras. Apenas y buscaban cómo iluminarse, cuando el ruido de las láminas golpeándose unas con otras empezó a resonar.
Las casas de este sector están hechas a base de láminas, tarimas y lonas que hacen la función de un impermeabilizador. La división entre una casa y otra son tarimas agrupadas y unidas por alambres y clavos.
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Mientras recorríamos las calles sin pavimentar, la joven mujer indicó que no pudieron dormir. Lo primero que se desprendieron fueron las lonas, luego las láminas del techo empezaron a ceder a la fuerza del viento. Se levantaban y volvían a su lugar original, como se mueven las ramas de los árboles, de un lado para otro. Hubo casas que quedaron sin techo. No hubo víctimas.
Esta escena era común en el sector. “A mí se me levantó el techo”, dijo un hombre que se encontraba acomodando una lona, lo mismo el de las siguientes casas.
Aunque sí hubo rondines de patrullas, no hubo ayuda o movilización de personas a lugares seguros. “Estaba tan feo que hubo vecinos que mejor se fueron a dormir a otra parte”, comentó una de las mujeres con quien se platicó en el recorrido.
Los que no tenían a donde irse, se quedaron a enfrentar las fuertes ráfagas de viento y hoy reconstruyen sus casas.
“En mi patio cayó esta tabla y mi barda cayó en el patio de mi vecina”, dijo mientras señala una tarima de dos metros cuadrados.