Brevik, el asesino que quiere convertise en héroe
COMPARTIR
TEMAS
"Dígales que no me arrepiento de nada", dijo Breivik, de 33 años, a su abogado.
Oslo, Noruega.- Se ve como un caballero templario y salvador de Noruega; pero pronto tendrá que comparecer ante los tribunales. Hoy, una nueva evaluación psiquiátrica consideró que Anders Behring Breivik, acusado de la muerte de 77 personas en Noruega el año pasado, es plenamente imputable por los crímenes que cometió, abriendo la puerta a que, de ser declarado culpable, sea enviado a prisión y no a una institución psiquiátrica.
Muchos noruegos no lo llaman por su nombre porque no quieren que se haga famoso, aseguran. "Creo que Breivik desea que hagamos de él un mito", escribe Inger-Marie Schjonberg, superviviente del atentado del pasado verano. Y es que no sólo para ella su nombre estará para siempre vinculado a una masacre inconcebible.
Según la acusación, 77 personas fueron víctima de su odio sin límites al multiculturalismo: ocho murieron al explotar una bomba en el barrio del gobierno de Oslo y 69 en la masacre que cometió en un campamento juvenil de verano del Partido Laborista en la isla de Utoya.
"Dígales que no me arrepiento de nada", dijo Breivik, de 33 años, a su abogado. Además, aseguraba que por sus actos se merecía ser condecorado con la orden de guerra del Ejéricto noruego.
El supuesto terrorista y autor confeso de los ataques sonrió, casi tímidamente, en su primera reaparición pública tras la masacre, cuando acudió a una vista sobre su detención. Hizo un saludo nazi y continuó sonriendo.
Breivik es un hombre que cuida su imagen: días antes del atentado colgó en Internet una tarjeta de presentación con una cuenta en Facebook y citas en Twitter. Breivik se considera un cristiano conservador amante de la música clásica y la "Crítica a la razón pura" de Kant. Pero también un caballero templario, que salva a Europa del islam y del "marxismo cultural".
Que Breivik esté o no trastornado mentalmente es algo muy controvertido: dos psicólogos lo consideraron recientemente paranoico y esquizofrénico por sus bizarras ideas, pero hoy, una segunda evaluación asegura que "en el momento de los crímenes no había nada psicótico" y que Breivik se encuentra en plenos cabales, según los psiquiatras Terje Torrissen y Agnar Aspaas.
Ahora, el tribunal que lleva su caso debe tomar la decisión definitiva de la que dependerá que Breivik vaya a prisión o a una institución en caso de ser declarado culpable. En el segundo caso, su internamiento sería evaluado. Para el propio Breivik sólo hay una respuesta: "Internar en una institución psiquiátrica a un activista político es más sádico y malvado que matarlo", escribió desde prisión, dando a entender que los examinadores no comprendieron que sus actos estuvieron motivados políticamente.
Muchas víctimas de terrorismo se mostraron también decepcionadas tras el primer informe que lo declaraba enfermo mental, al preguntarse si una persona que planeó durante nueve meses sus atrocidades y escribió sus motivos en más de 1.500 páginas puede ser declarado incapacitado.
Pese a todo, según Breivik, el 22 de julio fue el peor día de su vida. "La operación era muy difícil tanto física como emocionalmente". El asesinato masivo era para él un medio para cumplir el fin principal, el de atraer la atención pública. Según su abogado Geir Lippestad, Breivik piensa mucho en hasta qué punto sus pensamientos, en especial los reflejados en el manifiesto, "han echado raíces en la sociedad".
Y de momento, parece que el odio de Brevik no ha caído en el olvido: sus seguidores le envían cartas a prisión, aseguraba la defensora Vibeke Hein Bæra a la radio noruega. Grupos de autoayuda reciben cartas de amenazas anónimas que los acusan de destruir la sociedad noruega y la gente llama "hermano" a Breivik en Internet.
El proceso jurídico que comenzará el 16 de abril volverá a atraer la atención sobre las ideas racistas de Breivik, temen muchos noruegos. Inger-Marie Schjonberg decidió sin embargo que en el futuro llamará al asesino por su nombre. "Así lo convertimos en un hombre que puede ser castigado por sus actos", escribió en su blog. "Así lo bajamos del pedestal místico y lo convertimos exactamente en el pequeño hombre preso que es en realidad".