Aún quedan 172 presos en el limbo
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EU podrá juzgar como mucho a una treintena de los reclusos que continúan en Guantánamo - La mitad son yemeníes a los que no se quiere liberar sin rehabilitación
Madrid.- El problema de Guantánamo no es solo su pasado, sino su futuro. Quedan aún 172 presos en el penal. Barack Obama ha incumplido su promesa de cerrarlo, y la última medida que ha adoptado es reanudar las comisiones militares; la confirmación de su fracaso. Pero tampoco es la solución. El Ejecutivo estadounidense solo está en condiciones de procesar a 36 presos -y es una cifra optimista según reconoce el propio Gobierno-. Sobre el resto no tienen pruebas que pueda aceptar ningún tribunal.
Otros 47 presos están en la discutible situación de detención indefinida: por el momento no serán juzgados ni liberados; 30 más, yemeníes, podrían salir del penal si las condiciones de seguridad mejoran en su país, si les acoge algún centro de rehabilitación de terroristas o si algún tercer Estado los acepta. Finalmente, hay un amplio grupo de 59 para los que se ha aprobado ya su traslado. Deberían ser libres, pero por distintos motivos Estados Unidos no quiere o no puede devolverlos a sus países de origen y no les encuentra acomodo en ningún otro, de acuerdo a los últimos datos oficiales ofrecidos. Guantánamo no es solo un limbo legal. Se ha convertido en un limbo físico en el que están atrapados casi 200 prisioneros.
Algunos de ellos son los responsables del 11-S o de otros atentados contra intereses norteamericanos en los que se perdieron vidas humanas. Pero la mayoría son solo -y si acaso- soldados de base o miembros de segunda fila de Al Qaeda o los talibanes para los que EU debe buscar una solución: procesarlos o dejarlos marchar. La mitad, 87, tienen nacionalidad yemení; hay 18 afganos, 14 presos procedentes de Arabia Saudí y el resto son nacionales de una veintena de países.
La mayor parte de los que quedan, 134, fueron catalogados por los mandos militares de la base como de "riesgo alto"; es decir, que "probablemente" eran un peligro para EU, sus intereses o aliados, según se desprende de las fichas secretas de Guantánamo a las que ha tenido acceso EL PAIS a través de Wikileaks. Otros 38 fueron clasificados como de riesgo medio y aún queda uno, tunecino y enfermo, para el que los mandos militares recomendaban la liberación o traslado en 2004.
Otros presos que ya han abandonado Guantánamo también habían sido clasificados como de "riesgo alto"; 183 en total. Por lo general han sido liberados en virtud de acuerdos de EU con sus países de origen en los que estos se comprometían a mantenerlos en prisión y, en muchos casos, a seguir interrogándolos y a compartir la información obtenida con el Gobierno norteamericano. Pero no siempre el Estado de acogida ha cumplido esta condición y muchos de los presos han quedado en libertad de inmediato o al cabo de pocos meses.
Ese es precisamente el problema que alega EU para trasladar a las decenas de yemeníes que pueblan el penal. Yemen, a diferencia de otros países, como Kuwait, sí está dispuesto a aceptar sus nacionales. Y en principio no existe riesgo de tortura como sí ocurre en el caso de China o Túnez. Su presidente, Ali Abdalá Saleh, había ofrecido además juzgarlos y meterlos en prisión. Pero EU está convencido, como desvelaron los despachos diplomáticos del Departamento de Estado hechos públicos por Wikileaks en noviembre de 2010, de que si volvían, "tardarían pocas semanas en ser liberados, por la presión de la opinión pública o por la actuación de algunos jueces", como se indicaba en un cable de la Embajada norteamericana en Saná del 15 de septiembre de 2009. El Gobierno yemení planteó también la posibilidad de crear un centro de rehabilitación de yihadistas similar al que hay en Arabia Saudí, pero no llegaron a un acuerdo.
Mientras tanto, los reclusos más peligrosos siguen su propio camino. Los cinco organizadores del 11-S, entre los que se encuentra Jalid Sheij Mohamed, autoproclamado cerebro de la matanza, serán los primeros en ser juzgados en las reanudadas comisiones militares. Están a la espera de que se presenten formalmente los cargos. El fiscal militar ha planteado ya la acusación y pedido la pena de muerte en el proceso iniciado contra otro de los presos más valiosos para EU, Abd al-Rahim al Nashiri, por organizar el ataque suicida contra el destructor Cole en un puerto yemení el 12 de octubre de 2000. Al Nashiri fue sometido a waterboarding (simulación de ahogamiento) según un informe de la CIA, lo que planteará problemas de prueba en el juicio.
La solución para los presos que quedan en el limbo de Guantánamo no parece cercana. La mayoría (todos salvo 30) entraron en el penal en 2002. Llevan ya alrededor de nueve años esperando un juicio o su liberación.