¿Y el campeón? Quedó 'rayado'
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César Montes puso a vibrar al BBVA y el Monterrey clasificó a la Liguilla
MONTERREY.- Rayados armó su propia fiesta en un Clásico destilado, pero poco importaron las formas para el premio final.
El Monterrey se lo hizo otra vez a Tigres en un juego determinante. Le ganó 1-0 y volvió a celebrar una clasificación en la cara. Esta vez fue para asegurar la Liguilla.
En el Clausura 2016, pese a perder en la vuelta de los Cuartos, fue para eliminarlo del torneo.
Y otra vez vía César Montes, el canterano que anotó nada menos en los tres últimos Clásicos y se ha convertido en el verdugo de los felinos en esta nueva era de los derbis regios Mohamed – Ferretti.
Montes apareció en el área tras un tiro de esquina y facturó. Un deja vú de lo ocurrido en las ediciones 108 y 109. Fue un gol que hizo explotar a los más de 53,000 aficionados albiazules.
Un gol que fue decisivo para el partido, porque detrás del 1-0 lo único rescatable fue el fervor y la entrega. No hubo lugar para más emociones porque tampoco hubo jugadas que movieran el amperímetro del Clásico.
La anotación de Montes fue un oasis dentro de un partido de piernas fuertes y pocas ideas. Quizás un par de disparos sobre el final de Carlos Sánchez desde lejos, ya con un Tigres lanzado al ataque, pudieron aumentar la ventaja, pero fueron acciones aisladas, del momento, no articuladas.
En el primer tiempo ninguno de los dos ofreció señales de su propio estilo.
Rayados se quedó en el intento. Nunca logró sacar esos latigazos que le duelen al adversario. No pudo por cuestiones ligadas a la generación y a los espacios. Tigres no le dio ventajas. Lo neutralizó.
Del otro lado algo parecido. Tigres se quedó sin manejo. No lo tuvo. Francisco Meza, reemplazante de Guido Pizarro, no fue el eje. Tampoco el equipo mostró un juego asociado líneas arriba.
Le costó a los dos equipos imponer su juego. Eduardo Vargas, Javier Aquino, Sosa y André-Pierre Gignac lucieron desconectados. El francés estuvo ausente sin aviso. Tuvo una noche de pesadilla.
Quizás el 0-0 fue el mejor resultado para esa etapa donde las visitas a las áreas fueron muy escasas. Una jugada donde el balón pegó en el brazo de Juninho, pudo cambiar la historia en los primeros 45’. Sin embargo, el árbitro interpretó que no fue intencional.
En la segunda parte, el Clásico ganó en velocidad. Se jugó más rápido, pero se pensó menos. El vértigo fue el camino elegido para llegar a destino.
Cuando llegó el gol de Montes al 57’, Ricardo Ferretti comenzó a meter cambios ofensivos buscando más garantías. Tigres, sin embargo, se partió en dos. Jugó lejos de Hugo González.
Dicho escenario le dejó a Rayados la oportunidad de salir rápido y ampliar la diferencia. Lo tuvo Carlos Sánchez, quien buscó sorprender a un adelantado Nahuel Guzmám, pero nada cambió.
Por cosas del destino, el factor del Clásico fue otra vez César Montes. Y Tigres sucumbió nuevamente ante el oportunismo del canterano y no logró su propósito. Como si esta historia ya hubiera estado escrita por ahí.