Y cuando Coahuila despertó, el reloj había retrocedido 30 años
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El domingo anterior Coahuila vivió una elección de Gobernador “atípica”, por no decir obscena. Y cuando despertó, el lunes por la mañana, el reloj había retrocedido 30 años.
Ojo: no hablo de la jornada electoral en general, pues la participación ciudadana fue sobresaliente, ni de los procesos para elegir ayuntamientos y diputados locales en particular, ya que ambos dejaron sensaciones positivas para la democracia: habrá 15 alcaldesas, desaparecieron cinco partidos bonsáis, por primera vez en 88 años el PRI será bancada minoritaria en la próxima Legislatura, y Humberto Moreira no logró fuero ni curul, por citar las más importantes.
Sin embargo, hay cinco inconvenientes para creer que una resistencia antinatural –no la voluntad ciudadana– frenó momentáneamente la alternancia en el poder.
Primero. El Instituto Electoral de Coahuila llegó a la jornada electoral con tres consejeros acusados de parcialidad a favor del PRI: la presidenta, Gabriela de León Farías, y los varones que “casualmente” fueron designados por el Instituto Nacional Electoral para un periodo de seis años y entre ambos acaparan el 50 por ciento de las comisiones: Alejandro González Estrada y Gustavo Espinosa Padrón. La columna vertebral.
Las demandas de remoción, sin embargo, acumulan 154 y 31 días respectivamente sin resolver. El INE, en promedio, tarda siete meses en dar una resolución a las impugnaciones, independientemente que haya procesos electorales o no.
Segundo. Qué clase de capacitación recibieron los funcionarios de casilla por parte del INE si 3 de cada 10 no supo colocar una hojita (acta de escrutinio y cómputo) por fuera del paquete electoral y, en cambio, la guardó por error o con dolo (lo cual hizo imposible capturar esos resultados en el PREP, ya que abrir el contenido es ilegal).
¿Por qué luego de asistir a cursos por varios meses, mil 195 funcionarios de casilla no se presentaron a la cita y tuvieron que ser sustituidos por ciudadanos de la fila, sin ninguna capacitación?
No existen antecedentes de un comportamiento tan errático en Coahuila. ¿Es “la idiosincrasia del mexicano” suficiente para explicar el fenómeno? Hay una respuesta lógica: cuando hay dos responsables, ninguno es responsable. Producto de la Reforma Electoral de 2014, INE y IEC tienen concurrencia de atribuciones en algunas fases del proceso. Así, mientras el INE reclutó, seleccionó, contrató, capacitó y evaluó, el IEC acompañó, apoyó y observó, como consta en el Convenio de Coordinación y Colaboración entre ambas instituciones, firmado el 16 de noviembre de 2016, y en un anexo técnico firmado el 16 de diciembre del mismo año.
Tercero. El conteo rápido para la elección de Gobernador fue minimizado por el IEC pese a que participó en él un Comité de expertos en muestreo y estadística que laboró durante cinco meses, y pese a que no ha fallado en ningún estado desde que se implementó. Tampoco hubo conteos rápidos en las elecciones de los ayuntamientos de Saltillo y Torreón, como se había establecido en el acuerdo IEC/CG/152/2017. Estos últimos, cabe señalar, eran la base para el otro.
¿No le resulta extraño que hayan sido aprobados por el Consejo General del IEC el 27 de abril y 15 días después, sin mediar justificación, los hayan desestimado?
Cuarto. A las 10 de la mañana del 4 de junio, sólo 23 de cada 100 casillas habían sido abiertas. Faltaban 2 mil 792. Ello afectó indirectamente la captación de votos. En ese retraso de dos horas, haciendo una estimación probabilística, dejó de votar alrededor de 48 mil 860 ciudadanos, equivalentes a una diferencia porcentual mayor entre primer y segundo lugar de la elección para Gobernador.
Si una línea de producción la interrumpes dos horas, es lógico que produzca menos. Por si fuera poco hubo un cierre premeditado de casillas ubicadas en espacios públicos, particularmente en escuelas. Un boicot, pues.
Quinto. De antemano sabotearon el PREP: el único instrumento que teníamos para obtener un resultado inmediato. De nada sirvieron los tres simulacros previos y que, durante 2017, se hayan firmado 10 acuerdos relacionados con su operación.
Cortita y al pie
Aun con la constancia de mayoría en las manos de Miguel Riquelme (que perdió en el Municipio que gobernó tres años y hasta en la casilla que votó, justo es decirlo), el proceso electoral no ha terminado. Falta la etapa más importante de todas: la declaración de validez. Y ésta sólo podrá realizarse cuando se resuelvan todos los juicios de inconformidad.
Como dijera el historiador Lorenzo Meyer, a propósito del triunfo del PRI en el Estado de México: “es una victoria de forma, pero no de fondo. En el fondo el sistema en su conjunto salió perdiendo”. Tomando en cuenta lo anterior, costarían menos unas nuevas elecciones que convalidar se quede otro sexenio el PRI en el Palacio de Gobierno.
La última y nos vamos
Coahuila debe instalarse en 2018, no retroceder a 1988. El dinosaurio da coletazos, pero la sociedad ya despertó. En 2011 nos legaron la “megadeuda”, no permitamos que, en 2017, nos hereden un “megafraude”.
@luiscarlosplata