Un 'mercado' electoral en Coahuila
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En las campañas actuales se percibe que los ciudadanos ven a los candidatos como proveedores de ayuda; la lógica mercantilista lleva a votar por quien las personas creen les dará más beneficios, esa mentalidad materialista no toma en cuenta el bien común.
Los ciudadanos no deberían vender sus votos ni sus conciencias, aunque exista quien se los compre o los presione; la razón es que los deberes cívicos no son propiedad privada, sino que deberían ser vistos como responsabilidades públicas.
La libertad de elegir no tiene precio, así como vender a los hijos nos convierte en malos padres, vender el voto nos convierte en malos ciudadanos, que no valoran la libertad de elegir.
El problema es que a muchos habitantes les hace falta ser mejores o verdaderos ciudadanos que sirven a la patria; las clases de civismo fallan porque se usan para adoctrinar y dar una versión manipulada de la historia.
Étienne de la Boétie, en su discurso de la servidumbre voluntaria, comenta: Ciro II, rey de Persia conquistó el reino de Lidia. Cuando se le informó que los lidios se estaban sublevando, Ciro no quería saquear una ciudad tan bella, ni mantener ahí un ejército, así que estableció burdeles y juegos públicos.
Nunca tuvo que empuñar la espada contra los lidios: estas pobres y miserables gentes se divertían inventando toda clase de juegos, de tal modo que los latinos extrajeron de ahí la palabra “Lude”, como si quisieran decir Lidia, de ahí proviene la palabra “lúdico”, que significa juego. Desde entonces los tiranos en turno hacen uso de la diversión, pan y circo como precio para someter al pueblo a la servidumbre, organizan reuniones y fiestas, alimentan al pueblo con despensas que provienen del tesoro público.
Algunos ciudadanos “abiertos y dispuestos al placer que, no pueden recibir, insensibles al daño y al dolor que, honestamente, pueden sufrir…. El ciudadano es desconfiado con aquel que lo ama y crédulo con aquel que lo engaña…. No se da cuenta que apenas recobra algo, el tirano no se los da sin antes habérselos quitado”.
La manipulación mediática pretende convencer que necesitamos un tirano de mano dura que nos cuide de los malos. Hay casi tanta gente a la que la tiranía le parece benéfica, como aquella a la que la libertad le sería más agradable.
Hay gente que sirve al tirano para obtener un provecho de su tiranía y de la servidumbre del pueblo, son los que le dan fuerza al tirano para sacarles todo a todos, y no dejar nada que sea de alguien. Son cómplices que sólo buscan parte del botín.
A ellos les está reservado en el infierno un castigo especial.