Tus hijos no son tus enemigos
Este libro ayuda a entender a los niños y orientar a los padres para que sepan cómo lidiar con aquellos momentos en los que parecen tener un plan malvado en su contra
Pocas cosas hay que aborrezca un joven hoy como la idea de tener hijos: qué horror, siempre gritan, no hacen caso, son muy caros, es demasiada responsabilidad, los niños cada vez son peores… Esto ha generado prejuicios que la psicóloga María Teresa García Hubard derriba en “No hay niño malo (12 mitos sobre la infancia)”.
En este libro, la psicóloga señala que los niños no son monstruos, sino seres que están desarrollando una concepción del mundo en el que viven con las condiciones de su edad y sí, los padre tienen mucho que ver.
El libro explica cómo las habilidades y el cerebro de los niños, los llevan a tomar decisiones que para algunos papás son como si no se le diera la gana portarse bien y entender, pero solo son periodos de una frustración en la que lo último es la intención de fastidiar.
“Llevo 20 años acompañando a padres de familia en esta tarea apasionante de la crianza y cuando vienen conmigo les ayudó a ver la manera en que miran a sus hijos y moverse de una manera más empática de estar con ellos y los resultados han sido magníficos”, señaló la autora en entrevista telefónica.
Con esta experiencia, García pudo identificar cuáles son los prejuicios sobre la infancia para así desmentirlos, esperando llevar esta información a más personas y que se dieran cuenta de que sus hijos no quieren manipularlos, sino que solo se encuentran agobiados.
“Antes los niños tenían menos posibilidades de expresarse y conectarse con sus propias emociones, entonces todas esas ideas del estricto respeto y la obediencia resultaron en niños que probablemente se alineaban más rápido, pero por un precio más alto”, explicó la psicóloga.
Sin embargo la modernidad también alcanzó a la psicología infantil que aunque aún no es precisa completamente, ya explora cómo los niños tienen su propio mundo emocional, además del desarrollo de los derechos de los niños, lo que ha llevado a la sociedad a responder de forma que aún resulta confusa.
“Hemos ido dejando a los niños expresarse un poco más, pero luego los mismos adultos no sabemos qué hacer con estas expresiones emocionales, entonces tratamos de darles permisos nuevos pero luego queremos reaccionar con estrategias viejas y eso es lo que realmente ya no funciona”, añadió García.
Por ello asegura que admira a las personas que reconocen que prefieren no ser padres antes que hacerlo sólo por palomear la experiencia o porque creen que es lo que les falta hacer en la vida, pues tener hijos para ella, es una decisión que se tiene que tomar con mucha conciencia.
“A quienes me dirijo es a aquellos que deciden entrarle a uno de los retos más grandes de la vida, sobre todo si queremos ser padres conscientes y empáticos, pues esto va a requerir un trabajo personal con nosotros mismos y un trabajo cotidiano para cuidar y cultivar el vínculo con nuestros hijos, para poder disfrutar uno de los mayores gustos que es ver crecer a tus hijos”, aseguró García Hubard.
Comprendiendo cómo las dimensiones de una responsabilidad como esta pueden agobiar a un adulto, la psicóloga aseguró que la crianza es como tener interacción con cualquier persona: requiere un estado mental tranquilo, abierto y receptivo.
“Se trata de darnos cuenta cuál es la música de fondo que nos suena en la cabeza, porque por ejemplo, si traemos la de la película de ‘Tiburón’, estamos esperando que el niño en cualquier momento tire la mordida, pero solo es nuestro hijo pidiendo algo o enojandose fácilmente con su hermanita”, señaló.
En pocas palabras, los padres deben conocerse a sí mismo, tener la capacidad de hacer les pausas necesarias y así poder descifrar qué es lo que está pasando con los hijos, por lo que asegura que un equipo de dos es lo ideal para este proceso.
“Es esencial que los hijos tengan la riqueza de dos perspectivas distintas, sean papá y mamá, dos papás o dos mamás, me da igual, la riqueza es que sean dos seres humanos los que están involucrados”, aseguró.
Instó además a los padres que atraviesen una situación difícil a pedir ayuda, no necesariamente profesional, pues acercarse a otros padres podría ser la solución para conseguir mejoras.
“Al final somos mamíferos, formamos parte de tribus y manadas. Es muy importante entender que el cerebro humano evolucionó justamente por las exigencias que tenía el pertenecer a una manada, tenemos la idea de que podemos solitos pero se nos olvida que lo más importante en la vida son las relaciones humanas y trabajar en ser mejores padres, al final nos convierte en mejores seres humanos”, finalizó.
Para establecer un verdadero diálogo con los niños:
1. Sintoniza con el niño a través de la fisiología, es decir, observa que tu tono de voz sea parecido al de tu hijo, así como la respiración y la velocidad de tus preguntas.
2. No interrumpas y no asumas nada. Espera a que termine y pide aclaraciones.
3. No intentes darle soluciones o consejos para resolver rápido el problema, escucha y conecta con sus emociones.
4. Haz preguntas concretas, una muy poderosa es ¿qué pasó después?
5. Cuando haga falta ayúdalo a moverse en su historia con un cierto orden: principio, parte media y final, dejándolo hablar in intercalar juicios.
6. Evita el ¿por qué? y usa en cambio ¿cuándo?, ¿qué? y ¿cómo?