Taquitos asfixiados
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El humo se eleva en espirales o se dispara en corriente veloz.
Brota del cigarrillo y la boca de Rosauro en este tibio atardecer del rancho. Su compañero lo mira y después de algunas bocanadas, interrumpe el silencio relajante. Descansan en dos mecedoras viejas de alto respaldo.
–Dicen por radio que el alza de la gasolina sólo les va a pesar a los que tengan carro, Rosauro.
–Eso no es cierto, compadre. Si el que trae para acá lo que vende la tienda paga más en la gasolinera, acá nos va a salir más caro lo que compremos.
–Y a ti qué se te ocurre para que no suceda eso?
El cigarro de Rosauro es de hoja… Y está sacando de una bolsa de su camisola otra hojita para liar un nuevo taco de humo.
El compadre no fuma, pero da un breve trago a un mezcal con gusano que le regalaron. Se da tres vaivenes en la mecedora.
–Mire compa, yo agarraría el asunto desde la raíz. Aquí lo malo es que estamos montados sobre petróleo y hasta en el mar (muy al fondo) se puede encontrar, y todo lo que sacamos lo vendemos en barriles. No lo trabajamos. Lo mandamos crudo y después tenemos que comprarlo ya convertido en gasolina –sus dedos, con gran destreza, envuelven el tabaco en la hoja hasta hacer un taquito perfecto.
–Bueno, sí, Rosauro, es verdad. Eso ha estado pasando. Pero es que no hay más cera que la que arde.
–No, compadre. Es que nos hemos equivocado –sacó su encendedor y dio al humo el primer golpe– . La gasolina es muy sucia y deja el aire cargado. Nos dedicamos a exprimir la tierra y a dejar el aire como el de la cocina de doña Petra, que no tiene salida de chacuaco.
–Eso sí te lo entiendo porque el otro día ni le tomé sabor a los tacos que hizo porque apenas podíamos respirar ahí.
Rosauro echa humo por la boca y lo absorbe por la nariz para hacer el golpe del marino.
–¿Sabe cómo tendríamos un aire limpio, compadre? Hay que dejar en paz la tierra. Por siglos hemos tenido el sol. En estos rumbos tenemos sol de sobra. Ésa sí es fuente de energía. Nosotros vemos todo lo que hace su calor con lo que sembramos. ¿Cuándo nos vamos a acabar esa energía? No se necesitan excavaciones ni perforaciones. Nos entregan ese calor a domicilio, compa. Ya ve en el rancho vecino. Todo lo cocinan con sol y tienen agua caliente y, yo no sé cómo, pero hasta una hielera enfría con sol los refrescos. Los camiones podrían caminar con sol. Se acabarían las gasolineras y con una asoleadita se podría andar todo el día de la seca a la meca.
–El ingeniero que vino el domingo dijo que va haber un subibaja de precios y que no va a costar lo mismo aquí que allá donde se fue a vivir tu primo Gervasio.
Arrojó la colilla el fumador con gran puntería hacia una maceta vacía cerca de la escalera.
–Oí por radio que un avión ya dio la vuelta al mundo sin poner una gota de gasolina, sólo aprovechando lo que Dios nos dio hace mucho para mover todo lo que ahora se mueve con petróleo refinado… Se les van a ocurrir muchas cosas, pero la solución, compadre, está allí brillando en el cielo todos los días…
Se metía el sol en ese momento… Dejaron las mecedoras porque ya los estaba llamado doña Petra a saborear unos taquitos asfixiados… ¡ja!