Sin tolerancia a los intolerantes
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Esta y otras agresiones homofóbicos y discriminatorios que también ocurrieron en otras ciudades que celebraron esta marcha, despertaron la indignación de cientos de personas que en redes sociales, viralizaron una campaña desenmascarando a los agresores.
Después, aquí mismo en Saltillo, capital mocha del mundo, se conoció el presunto acto de discriminación perpetrado en un restaurante del norte de la ciudad en el que al parecer, fue afectada una pareja de homosexuales, que habría sido desalojada a golpes por guardias de seguridad del lugar, pues algunos de los clientes habían presentado su queja porque “era molesto ver a dos hombres bailar juntos”.
En el dicho de la pareja afectada “no hacían daño a nadie’’. Por su parte, la administración del restaurante, emitió un comunicado desmintiendo el hecho. De nuevo, mucha gente se mostró indignada y en las redes sociales se creó el hashtag #MostachoHomofóbico que alimentó el debate condenando el actuar de los guardias de seguridad del establecimiento.
Pero hubo muchos quienes atacaron a la pareja y aquí mismo en los comentarios de la nota publicada por VANGUARDIA acerca del tema, se expresaron dichos como “Saquen a la burguer a los asquerosos putos” o linduras como “Saquen los videos para darles en su madre a esos exhibicionistas de mierda”. Quizás algunos podrán creer que todos están en su derecho de expresar su libre opinión, pero esa misma libertad en ocasiones se convierte en violencia.
Lo único cierto en todo esto, es que la discriminación y la intolerancia está tan arraigada entre nosotros que cualquier oportunidad para hacerlo se aprovecha. Y es que en México se discrimina por el aspecto físico, por lugar de residencia, por nivel socioeconómico, por género, por diversidad sexual y creencias religiosas.
En resumen, los mexicanos discriminamos por todo y nos hemos dividido socialmente.
Esto se confirma en los resultados de la Encuesta Nacional de Discriminación en México que nos dice que 6 de cada 10 mexicanos se sienten discriminados “por no tener dinero” o que 4 de cada 10 por su color de piel. Por supuesto otros se sienten discriminados por sus preferencias sexuales o por ser migrantes.
Una nota adicional consignó que el Gobierno analiza siete quejas interpuestas en contra de jerarcas católicos por declaraciones homofóbicas. La información consigna que del año 2011 a la fecha, se han recibido 865 reclamaciones de la comunidad lésbica, gay, bisexual, travesti, transexual e intersexual (LGBTTI) por considerar que fueron discriminados.
Esto solo confirma que en México y aquí mismo en Saltillo, nos hemos organizado socialmente de tal forma que la tolerancia, se ha vuelto tan escasa como el agua. Discriminamos y hemos establecido divisiones tan normalizadas y arraigadas, que el clasismo, los prejuicios, el racismo, xenofobia, homofobia y el odio están enraizados en una sociedad.
¿No lo cree? Hagamos un ejercicio de sinceridad y piense si discriminamos a nuestros semejantes. ¿Cerramos el vidrio del carro cuando una mujer indígena nos pide apoyo para sobrevivir? ¿Respetamos los estacionamientos destinados a personas con capacidades diferentes? ¿Observamos con recelo a los migrantes?
¿En secreto o en público le dices putos o jotos a los homosexuales?
Decidamos no tolerar a los intolerantes y aprovechemos la oportunidad de convertir casos como el del restaurante para pasar de un trending topic en Twitter o Facebook y mañana olvidarlo todo, o empecemos a promover un cambio de actitud enseñando a nuestros hijos a no discriminar y entender el gran valor de la igualdad
De lo contrario nos exponemos a que los más peligrosos de los enemigos de México, la desigualdad y los prejuicios, terminen como decía el poeta Austriaco Hugo von Hofmannsthal, reinando en nosotros contra nosotros mismos.
@marcosduranf