Rayados apagan el canto del Gallo a golazos
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Monterrey goleo al Querétaro en un gran juego de futbol
La ambición, la actitud y la contundencia se conjugaron para que Rayados se quitara de encima a Querétaro en un partido bravo.
Lo reflejó con un 4-1 categórico, que se desencadenó también por las circunstancias. Cuando Querétaro se quedó con un hombre menos –expulsión de Jonathan Bornstein- Rayados le tiró todos los kilos ofensivos a un rival que se quedó sin reacción.
Monterrey volvió al triunfo y sigue prendido en los primeros lugares con 16 unidades. La victoria la justificó con goles frente a unos Gallos que, precisamente, venían dulces, anotando por racimo y con una racha positiva sostenida. Querétaro perdió su primer partido bajo la conducción de Jaime Lozano.
Edwin Cardona (5’), un autogol de Miguel Martínez (63’), Efraín Juárez (76’) y Jonathan Cristaldo (92’) decoraron el amplio resultado en favor del Monterrey. Emanuel Villa (43’) había marcado el transitorio empate para los Gallos.
Rayados recuperó su poder de fuego y aprovechó la coyuntura para plasmar su superioridad. Lo resolvió en la etapa final, cuando la inferioridad numérica de Querétaro fue factor para condicionar el desarrollo en favor del ganador.
La virtud de Rayados fue demostrar esa diferencia y lo hizo sin demasiados trámites, con empuje y verticalidad. Los Gallos, que venían jugando bien en igualdad de condiciones, agudizaron su desequilibrio en la medida que fueron cayendo los goles.
De hecho, Querétaro hizo un partido educado con el balón. Siempre buscó progresar con la pelota el pie. No utilizó el pelotazo como recurso. El toque asociación fue la fórmula que ensayó en cada avance.
Ese discurso futbolístico le dio vida en campo contrario. Neri Cardozo fue el eje del circuito ofensivo. Jesús Molina no logró anularlo y por lo mismo, Rayados se quedó sin seguridades en el medio en una primera etapa intensa.
Un golazo de Edwin Cardona le dio a Rayados una ventaja tempranera. Encontró más rápido el gol que el juego. El colombiano aprovechó un tiro de esquina para facturar casi desde el vestidor.
El 1-0 fue un aliviane en un partido que pintó complicado. A partir de entonces, Rayados se mostró mejor cada vez que aceleró en campo contrario.
El empate de Villa antes del descanso movió el amperímetro. Querétaro otra vez estaba a tiro y el suspenso se trasladó al complemento.
Sin embergo, la expulsión de Bornstein al 60’, derrumbó al cuadro del Jimmy Lozano. Enseguida vino el 2-1 y el resto de la historia se escribió con la misma pluma.
Rayados insistió una y otra vez hasta que marcó la diferencia que estaba servida. Los goles de Juárez y de Cristaldo fueron accesorios para ponerle el moño a una victoria que, por desenlace, estaba cantada.