¿A quién beneficia la captura de Duarte?
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Ha quedado establecido que el 15 de abril pasado no fue un “Sábado de Gloria” para Javier Duarte. Sí para las fuerzas del orden de México, Guatemala y para la Interpol. El rollizo exgobernador de Veracruz no evitó mostrar una nerviosa –¿burlona?– sonrisa, captada al momento de su traslado a una prisión en Guatemala y que, por supuesto, se hizo viral.
El expriísta se mantuvo como prófugo de la justicia seis meses. Muy poco si se compara con los cinco años que Tomás Yarrington, el exmandatario tamaulipeco acusado de tener ligas con narcotraficantes y mafiosos, que fue detenido una semana atrás en Italia.
Hasta el coahuilense Jorge Torres López se ha mantenido lejos de ser alcanzado por el largo brazo de la ley por mucho más tiempo que el veracruzano: cumplirá tres años prófugo desde que, en junio de 2014, las autoridades lo categorizaron de tal manera.
Haciendo cuentas a vuelo de pájaro, son alrededor de 20 los gobernadores mexicanos que, en los últimos 11 años han sido investigados, detenidos o están prófugos de la justicia.
El tema se reavivó en México desde la desaparición del propio Duarte y la captura posterior de otros miembros de tan selecto club. El único panista tras las rejas es el sonorense Guillermo Padrés, quien se entregó a las autoridades para seguir su juicio desde ahí.
El hecho evidente de que las detenciones fuera del territorio nacional de Yarrington y Duarte se dan a mes y medio de las elecciones locales en Coahuila, desde luego, pero también en el Estado de México, Nayarit y Veracruz nos hacen entrar en –diría el clásico– sospechosismos.
Pero sospechosismos respecto a qué. ¿Las capturas benefician al PRI o a la Oposición? ¿La ciudadanía aplaude o resiente las detenciones? ¿Los procesos de los exmandatarios serán realmente justos o habrá dados cargados?
Difíciles preguntas para volver del asueto de Semana Santa, ¿no cree? Pero responderlas adecuadamente es esencial para avanzar en esa lucha anticorrupción que cada vez ocupa más espacios en los discursos políticos.