¿A qué vino el Papa a México? 2/2
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¿A qué vino el Papa Francisco a México? Seis días de Papa en el País, fueron muchos días de Papa Francisco en el País. Su visita vino, por otra parte, a revivir el eterno debate de la vida pública en México, la supuesta laicidad de sus funcionarios, el comportamiento abyecto entre el sojuzgamiento y vasallaje en que cayeron funcionarios públicos (besos en el anillo papal, bendiciones a afiches, insulsas pulserillas, relicarios, rosarios y medallitas. Cuando la Biblia dice muy claro a la letra: “No haréis para vosotros ídolos, ni escultura, ni os levantaréis estatua, ni pondréis en vuestra tierra piedra pintada para inclinaros a ella; porque yo soy Jehová vuestro Dios.” Levítico 26:1), así como la total ignorancia y soslayo a otro tipo de creencias y comunidades cristianas como respeto a dichos dogmas y fe.
Lo mismo Manuel Velasco, lo mismo Rubén Moreira y esposa, lo mismo Mancera, lo mismo Enrique Peña Nieto, todos fueron por una bendición a sus afiches, a sus crucecitas, a sus san Benito, a sus relicarios, a sus cordones y estampitas. Puf. ¿Laicidad? Pues sí, tal vez en Japón o China, a donde no llegaron los romanos para imponer el catolicismo a base de espada y tortura. Volvamos al Papa y su prédica. Sus posicionamientos todos fueron correctos. Habló en contra de los privilegios y privilegiados tanto en el clero como en la política. Los elitistas, oligarcas y “faraones”.
Estos, dijo, generan “para sí y los suyos”, corrupción, desigualdad, pobreza, inseguridad, violencia y crimen. Caray, nada nuevo que no lo hayamos denunciado algunos pelagatos como este escritor. En Ecatepec, tierra que fue gobernada por Enrique Peña Nieto, clamó en contra de los corruptos y en contra de la riqueza mal habida. Textual, dijo: “esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, a amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta es el pan que se le da de comer a los propios hijos”.
Siglos, muchos siglos atrás, un profeta de Israel, Zacarías, viendo el día del Señor en el futuro, invita a vitorear al que llega “pobre y montado en un borrico”. Zacarías 9:9. La clase política mexicana al día de hoy, no se ha dado por aludida. Nadie ha regresado lo robado y nadie, nadie ha renunciado por los sermones flamígeros del Papa Francisco.
De entre las cientos de buenas historias de la Biblia, hay una donde se habla de una utopía. Es la historia del profeta Zacarías. Israel en ese tiempo iba de fracaso en fracaso (como México). Ni señales ni evidencia alguna había para que aquello cambiara. Pero, el Rey, el profeta empezó a promover la “esperanza”, una expectativa de “mejora” para las familias, al anunciarles del gozo de “paz y seguridad”.
Esquina-bajan
Lea Zacarías, aquí está deletreada esta utopía… utopía y esperanzas, promesas y anhelos que son necesarias para nosotros al día de hoy. En su visita a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, tierra gobernada por el próximo candidato y posible Presidente de México, Manuel Velasco, cuna del levantamiento zapatista e indígena, habló de la opresión y discriminación de los pueblos nativos, condenó a los “mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, que los han despojado de sus tierras o realizan acciones que las contaminan”.
¿De quién es el siguiente texto, lector, quién lo puede firmar: el Papa Francisco, Manuel López Obrador, Zacarías, Lucas, Juan, el subcomandante Marcos, Raúl Vera López o Manuel Velasco? Van las letras. “De nuevo se sentarán los ancianos y las ancianas en las plazas… cada cual con su bastón en la mano, por su avanzada edad; las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas que jugarán en ellas”. Es… el profeta Zacarías 8: 1-18. Todo está en la Biblia sabiéndola leer. Todo.
Aquí hay respuestas al desaliento, a la pobreza, a la depresión y melancolía, al crimen, la corrupción, impunidad, migración… todo aquello que alertó y denunció el Papa Francisco de este enfermo calamitoso que es México. En entrevista para el diario ibérico El País, el historiador Enrique Krauze, al hacer un balance de la visita del Papa Francisco a México, dijo: “La autoridad moral del Papa evidenció la falta de autoridad ética en el País”. Seis días de Papa en México, fueron muchos días de Papa en México. Nadie ha renunciado a su puesto de los funcionarios corruptos. Nadie ha regresado lo robado.
Letras minúsculas
De la utopía de Zacarías a la “Teología de la prosperidad” de jerarcas católicos y funcionarios mexicanos. Todo sigue igual. ¿A qué vino?