Primero falleció su esposa, luego su pequeño hijo perdió la batalla contra el cáncer
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En medio de su inmenso dolor, Piotr Kansy dice que él “nunca se imaginó que tendría que enterrar a su propio hijo”, a quien le cumplió un último deseo
Su último deseo era estar con mamá para que lo cuidara para siempre. El pequeño Filip Kwansy, de Polonia, pidió el deseo más conmovedor antes de perder su batalla con el cáncer; él pidió que lo sepultaran en el mismo féretro en el que el cuerpo de su madre descansa desde hace algún tiempo.
El pedido del pequeño fue acompañado de su promesa de que él “lo cuidaría desde el cielo”.
Finalmente perdió su batalla contra el cáncer en un hospital de Londres. Según lo reportado por el Metro, Filip murió en el London’s Great Ormond Street Hospital en el que solo estaba recibiendo el cuidado necesario para que no sintiera dolor pero los tratamientos ya habían sido descontinuados.
De acuerdo con The Sun, su padre Piotr Kansy, abrió una cuenta para recibir donaciones para cubrir los costos del traslado de su hijo a Polonia en donde sus restos descansarán.
Su diagnóstico
Filip había sido diagnosticado con Leucemia juvenil, que consiste en la acumulación de células anormales en la médula espinal, desde su diagnostico, el pequeño se había encontrado ‘viviendo’ en el hospital por meses mientras luchaba por su vida.
Su desgarrador deseo
Debido a su debilidad, ya casi no podía hablar, pero con sus últimas fuerzas, le dijo a su padre que él había sigo su ángel en la Tierra, y luego le dijo a su padre:
“Quiero que me entierren junto a mi madre para que ella me cuide”. Su padre explica que no sabe cuanto él recordaba de su madre, ya que la perdió cuando era muy pequeño, pero que sí recuerda haber ido al cementerio a visitarla y hablar con ella en su tumba.
En medio de su inmenso dolor, su padre dice que él “nunca se imaginó que tendría que enterrar a su propio hijo”.
Su madre, Agniezca, murió cuando sólo tenía 3 años víctima de sarcoma. Filip sólo tenía 2 años cuando su mamá lo tuvo que dejar, y él quiso regresar a los brazos de su madre.
En el hospital en el que estaba, hay una campana en la puerta de cada habitación a la que hacen sonar 3 veces cuando los tratamientos han terminado, y los niños pueden regresar a casa. Su padre dijo: “Mi hijo nunca llegó a escuchar esas campanadas”.
La familia pidió por donaciones para hacer posible que el pequeño pueda cumplir su último deseo.
Las donaciones llovieron y según lo reportado por el Daily Mail, y su pequeño pudo ser sepultado en el mismo ataúd de su madre, un sentimiento que a Filip le daba paz antes de irse de este mundo.
Ahora descansan juntos, sin dolor, en un mejor lugar, en dónde el dolor físico y la continua batalla por sobrevivir, ya no es necesaria.
Juntos para siempre…