Política de vecindario 2
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TEMAS
Agradezco que usted me lea, agradezco que usted atienda estas letras. Gente me ha pedido y exigido una segunda columna con mis torpes ideas al respecto de la manera en que se practica la política estatal. Agradezco que a usted le interesen mis tesis y pocas imágenes que tengo de esto. El texto deletreado aquí en diciembre pasado fue harto leído y replicado. Gracias. Aunque hay muchos temas por explorar, hoy vuelvo a lo que he bautizado como política de lavadero (con políticos “huizacheros”, según apóstrofe del académico Raúl Hernández Carrillo). Pues sí, ya inició el circo en el vecindario de la política estatal. Circo, porque PAN no hay. Me voy a explicar.
El partido que huele a incienso, mirra y mortaja, el Partido Acción Nacional, pues, tiene al final de cuentas todo de su lado para por primera vez en la entidad ganar la Gubernatura de Coahuila. De hecho, el clan Moreira se la está regalando. Pero si usted ha visto sus erráticas acciones, peleas intestinas y canibalismo familiar, están emperrados en perderla. Voy: no necesito de encuestas, mediciones sociológicas, escenarios y cuanta parafernalia esbozan sociólogos, politólogos, analistas de café y un largo etcétera. Lo siguiente lo sabe todo mundo en la fila de las tortillas y los bares que frecuento de la ciudad. Lo voy a publicar sólo una vez más y lo voy a recordar cuando las elecciones lleguen a su fin. Así de seguro estoy. Como siempre.
Luego de la engañifa de la elección “cualitativa” (¿alguien sabe qué jodidos es esto?), va a la urna Guillermo Anaya. El PAN va a perder. Al PRI le urgía que Anaya fuese el candidato. Lo logró. Lo tienen medido y pesado. Va a perder. Lo alentaron y mimaron. Por eso lo entrevistaban a diario y le insuflaron votos de esperanza. La única posibilidad que tenía Miguel Ángel Riquelme de ganar, se logró. Luego de su escaramuza, el niño que ya se hizo hombre, Luis Fernando Salazar, se quedó en la banca. Sin duda, mala decisión del partido que va al confesionario de la Iglesia Católica. No era panista y tal vez eso le pesó. No fue a la urna Chilote López Villarreal. En mi tirada de cubilete y naipes antes de la decisión del PAN, en todas ganaba Chilote. Riquelme era un flan contra él. Rubén Aguilar cobró gruesos fajos de dinero para “analizarlo” y espetarlo en “sesuda” reunión en el D. F., allá por noviembre-diciembre del año pasado, a Rubén Moreira, David Aguillón y al ahijado Riquelme. Yo sin cobrar un cinco, hoy se le digo a usted: contra Chilote no había defensa. No lo dejaron llegar. El PRI respira aliviado. El alma les volvió al cuerpo. El gesto adusto de Riquelme hoy luce relajado, se empieza a vestir de blanco y no de negro (iba a su propio funeral) y aceita día y noche la maquinaria…
Esquina-bajan
En el PRI se quedaron como relevistas los dos candidatos que podían ganar y zurcir todos los daños y costuras abiertas. Son el alcalde mejor posicionado, Ricardo Aguirre, y el líder del Congreso, “Súper Chemota” José María Fraustro Siller. ¿Ya notó los blasones de Aguirre y “Súper Chema”? Hablan con grupos empresariales, tienen peso y cabida en el ambiente político defeño (donde se generan los dineros), son respetados, tienen logros en sus ámbitos de administración y competencia; conciliadores, interactúan con escritores, periodistas e intelectuales, entre ellos con Armando Fuentes Aguirre; y claro, tienen fortalecidos equipos de trabajo que si van a la guerra, cavan la trinchera, luego toman fusil y disparan certeramente. Riquelme los necesita cerca, tan cerca, que sin ellos, no gana.
Hilda Flores y Jericó Abramo Masso lo sabían: si arriesgaban en levantar su dedo… se los mordían. Se autodescartaron. Pero como aquí se practica la política de manera vertical y caciquil y como los priístas son dóciles y no tienen voz propia, no los dejaron llegar ni a la consulta. La decisión la tomó Rubén Moreira hace cinco años, el candidato es su ahijado, Miguel Ángel Riquelme. ¿Y los candidatos “independientes” y/o de otras agrupaciones políticas? Son meros distractores.
Como Tommy Vives o el mismo Armando Guadiana, que buscan posicionar a sus partidos en su momento, con miras a seguir recibiendo las prerrogativas de dinero estipuladas para ellos. No poca lana. En cuanto a la Gubernatura todo está muy sencillo y no tiene mayor “ciencia” para mí. Es ocioso seguir abordando esto. Fin.
Lo que sí va a estar animado son las alcaldías de Coahuila y el Congreso y su conformación. ¿Usted volvería a votar para su reelección por un bulto priísta como Javier Díaz, que es de los menos productivos? Ya ve mi chiste machacón: ¿por qué Javier Díaz se quedaba dormido en las sesiones del Congreso? Porque soñaba con un Coahuila mejor. Puf. Pobre Estado. Hay un infante de 24 años, se dice “independiente”, es Alfonso Danao de la Peña, quiere ser Alcalde. ¿Sabe por qué? Porque le gustó mucho participar en su escuelita en la ¡sociedad de alumnos! (VANGUARDIA, 18 diciembre 2016).
Letras minúsculas
No se ría, lector, es en serio. Próxima semana le gloso a usted las “ideas” de este tipo de muchachos que son “el futuro de México”. Puf.