Niños pobres y ricos
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-Niños, ¿Que significa Navidad?- “Que viene Santa a traer regalos”.
Una muestra de consumismo extremo: Una empresa vende, con éxito en la ciudad, bebés de trapo, se llaman “Prematuros”, “Neonatos”, “Sigotos”, “K simeritos”.
El negocio, traslada toda la industria de cosas para bebés humanos, para estos juguetes. Venden leche, papilla, talco, mamila con repetidor, kit de aseo neonatal y pañalera. Los muñecos requieren que les compren suero para que ganen peso, vacunas para influenza, sarampión, dtp, tpl, diversos goteros y hasta ¡esencia de orín!
Mientras, hay quien gasta y se ocupa de esto, en América Latina los niños y adolescentes suman casi la mitad de la población total. La mitad de esa mitad vive en la miseria; en la misma región mueren 100 niños cada hora, por hambre o enfermedad curable.
Niños son en su mayoría los pobres y pobres son en su mayoría los niños, supongo que el Niño Dios no nació pobre en nuestra época porque no hubiera sobrevivido la infancia para cumplir su misión divina.
Para empezar, a San José y a la Virgen María, migrantes y refugiados, probablemente ni los recibirían en Saltillo.
Me sorprendió que la mayoría de los encuestados de nuestra ciudad rechazan la llegada de refugiados; algunos comentarios fueron francamente racistas: “Si saben que los autores de los atentados de Niza y Berlín son musulmanes y que solicitaron asilo en esos países… ¿se dan cuenta del peligro que es traerlos acá?”…, “ni de chiste...para que trabajen para el crimen?, ¿para que acepten los sueldos miserables que ofrecen las nuevas empresas?”.
Ser niño hoy es muy difícil. Dice Eduardo Galeano que “la sociedad exprime a los niños, los castiga, a veces los mata. Casi nunca los escucha, jamás los comprende.
Mientras los niños ricos juegan a la guerra con balas de rayos laser, ya las balas de plomo amenazan a los niños de la calle. Día tras día se niega a los niños el derecho de ser niños.
El mundo trata los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa; el mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basur, y a los del medio, los niños que no son ricos ni pobres, los tienen atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera.
Los niños ricos crecen encerrados dentro de la burbuja del miedo, habitan grupos de casas rodeadas de cercos electrificados y de guardias.
Los niños ricos viajan, como el dinero, en autos blindados, tienen prohibido ese vasto infierno que acecha su minúsculo cielo privado. Los niños ya no pertenecen a ningún lugar, pero los que menos lugar tienen son los que más cosas tienen: ellos crecen sin raíces, despojados de identidad cultural, y sin más sentido social que la certeza de que la realidad es un peligro.
Su patria está en las marcas, en las mochilas Kipling, educados en la realidad virtual, se deseducan en la ignorancia de la realidad real, que sólo existe para ser temida o para ser comprada.
Desde que nacen, los niños ricos son entrenados para el consumo y para la fugacidad, ates de que los niños ricos dejen de ser niños y descubran las drogas caras que aturden la soledad y enmascaran el miedo, ya los niños pobres están aspirando gasolina o pegamento. Los niños pobres son la mano de obra a precio regalado.
Hace unos días en Chiapas tomaron video de un niño sin hogar comiendo de la basura. En México y en todo el mundo, los niños hacen los peores trabajos, en las minas que arruinan sus pulmones, en las cantinas, juntan vidrios, latas y papeles, venden chicles, los zapatos. Los ejércitos reclutan niños para la guerra, varios países los explotan para labores sexuales, los ofrecen al turismo. Son los futuros padres.
jesus50@hotmail.com