Mirador 24/01/17
COMPARTIR
TEMAS
Me dicen que este cuadro representaba una marina. Ahora muestra un velero tumbado en la arena entre rocas desnudas.
La pintura, sin firma, está en la sala de la antigua casona del Potrero. Es un óleo. Pienso que italiano, a juzgar por el paisaje que se mira al fondo, parecido al de la bahía de Nápoles.
Contaban las tías mayores que un día el cuadro empezó a gotear. Pensaron ellas que algún tubo en la pared se había roto, pero no: el agua salía del cuadro, gota a gota. Le pusieron abajo una tina, para que la madera del piso no se mojara, ni la alfombra. Bien pronto se llenó esa tina, y hubo que poner otra, y otra, y otra, hasta que al paso de los días la bahía de Nápoles se secó, y el velero quedó varado, inmóvil en la arena.
Las tías sintieron mucho aquello, pues la moda era tener una marina en la sala, y un cuadro sin agua no es una marina. Si el óleo quedó ahí es porque nadie lo quiso. Todos temían que volviera a gotear si llovía o regresaba el mar. Yo miro la pintura y siento lástima por el velero y por las tías, que también quedaron varadas ahí, en el Potrero, solas y sus almas. Quizá algún día regrese el mar al cuadro. Ellas ya no regresarán.
¡Hasta mañana!...